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La importancia del talento de los mayores en el mercado laboral

La importancia del talento de los mayores en el mercado laboral
NOTICIA de Javi Navarro
08.02.2010 - 09:36h    Actualizado 13.04.2021 - 13:19h

Aumentar la edad de jubilación, reducir el número de prejubilaciones, favorecer la formación continua y erradicar el “culto a lo joven” son acciones necesarias para retener el talento de mayor edad, según el último informe de Randstad. Las políticas de recursos humanos deben adaptarse a las necesidades de los mayores, prestando especial atención al teletrabajo, la conciliación o la reducción de la jornada. Todo esto es necesario según la consultora de recursos humanos debido a que el aumento en la edad media de la población y la reducción de la tasa de natalidad provocará un déficit de mano de obra y de personal cualificado en el futuro.

En los últimos días, la actualidad se ha centrado en la edad de jubilación. El Gobierno ya ha adelantado la necesidad de ampliar la vida laboral hasta los 67 años, con una propuesta que alargue su participación en el mercado y que podría llegar hasta los 70 años. Si bien esta medida es necesaria para asegurar la sostenibilidad del sistema, lo cierto es que la edad media de jubilación real está situada actualmente en 63 años, puesto que las jubilaciones anticipadas o prejubilaciones se han convertido en la regla más que en la excepción. Por este motivo, “el primer paso debería ser frenar este aumento considerable de prejubilaciones y acercar la edad media de jubilación real a la estipulada legalmente”, asegura Randstad.

Sin embargo, esta medida y el progresivo aumento de las personas de mayor edad en el mercado laboral necesita de nuevas políticas de recursos humanos por parte de las empresas, tal y como adelantaba el estudio de Randstad “Gestionar la edad en la sociedad del conocimiento”. Es lógico que las personas de mayor edad quieran o necesiten vincularse al mercado laboral durante más periodo de tiempo a medida que aumenta la esperanza de vida, pero quizá sus necesidades económicas o sus inquietudes laborales estén por debajo de las de otros trabajadores. Por ello, la empresa debe fomentar medidas que sirvan para apoyar esta nueva realidad: teletrabajo, conciliación, jornadas más cortas, etc.

Otro punto básico debería ser concienciar a las empresas de la importancia de este talento de mayor edad, con un cambio de modelo desde el “culto a lo joven” hacia la consideración de las personas de mayor edad y su vinculación con el mercado laboral. Esto conlleva el respeto tanto a su forma de trabajar, como a sus singularidades personales, familiares y sociales. Son necesarias políticas de reclutamiento que se ajusten a los criterios del mercado y que tengan en cuenta la protección del trabajador, en las que la experiencia sea un valor añadido, con la aplicación de estrategias específicas que permitan a los mayores continuar con su rendimiento en el puesto de trabajo. Además, hay que fomentar la transferencia de competencias e integrar las distintas formas de trabajar de unos y otros.

En esta línea, una manera de prolongar adecuadamente la vida laboral es gestionar la capacidad de rendimiento de los mayores, teniendo en cuenta las condiciones laborales de los trabajadores. El rendimiento está determinado por el entorno inmediato, factores sociales y económicos y, como no, el puesto de trabajo. Con una organización del trabajo más adecuada, adaptando las condiciones al tramo de vida en la que se encuentre cada profesional y a sus capacidades, se puede aumentar considerablemente el rendimiento.

Todo esto mediante la aplicación de medidas que tengan en cuenta la experiencia del profesional y que permitan a los trabajadores continuar con su rendimiento en el puesto de trabajo y su reconocimiento como poseedores de conocimiento. La formación continua y el reciclaje de los profesionales son un pilar fundamental para este punto. Una formación que debe combinar el esfuerzo del trabajador, junto con una aportación pública y el aprendizaje en el puesto de trabajo.

Por qué alargar la edad de jubilación
El futuro laboral estará condicionado por un paulatino envejecimiento de la población. Éste a su vez está determinado por un aumento en la esperanza de vida, que en España ha pasado de los 73,5 años en 1975, los 79,3 en 2005 y que superará los 80 años en 2048 (alcanzará los 84,3 años en los varones y los 89,9 años en las mujeres). Que aumente la esperanza de vida incide directamente en la tasa de dependencia: la proporción de población mayor de 65 años en relación con la población en edad de trabajar, que según las últimas estimaciones podría llegar al 89,6 % en 2049. Esto supone un grave riesgo para la sostenibilidad del sistema de la Seguridad Social y para el futuro de las pensiones.

Pero el envejecimiento de la población también está condicionado por la tasa de natalidad, que entre las españolas ha pasado de los 2,8 hijos en 1975 hasta los 1,26 en 2002. Una vez las tasas de fecundidad y de mortalidad se han estabilizado, los flujos migratorios son los que explican las diferencias en relación a la población, algo que ya se ha dejado notar en el aumento de la natalidad, que ha ascendido ligeramente hasta los 1,458 hijos por mujer en 2008 y que llegará al 1,71 en 2048. En las próximas décadas esta natalidad acusará la llegada de población inmigrante, aumentando el volumen de niños y jóvenes, como consecuencia de la elevada natalidad de los inmigrantes y la importancia de las redes migratorias.

Esta evolución de la población española afecta especialmente a los mayores de 45 años. Hoy son un grupo que sufre la exclusión social a la hora de buscar trabajo, pero en el futuro esta situación tendrá que cambiar ya que serán una parte mayoritaria de la fuerza laboral. Una de cada tres personas en 2049 tendrá entre 45 y 70 años, lo que les convierte en parte fundamental de la población activa.

El aumento en la edad media de la población y el descenso en el número de jóvenes que puedan aumentar la población activa tendrá efectos económicos sobre la fuerza laboral. El descenso de la fuerza laboral junto con el envejecimiento dará como resultado una escasez de mano de obra y la falta de trabajadores cualificados.

En este entorno, no sólo es necesario aumentar la participación de las personas de mayor edad, sino reducir el número de inactivos en el mercado laboral, hasta alcanzar la tasa de participación del 70 % que exigía la agenda de Lisboa.

Conclusiones
Ante el aumento de edad media en la población mayor de 65 años, es preciso aumentar el número de personas que cotizan a la Seguridad Social, puesto que aumenta el gasto tanto en pensiones como en servicios sanitarios. Tal y como se comentaba anteriormente, el aumento de la tasa de dependencia hace necesario un reajuste del número de efectivos laborales con el fin de asegurar la sostenibilidad del sistema de Seguridad Social y el pago de las pensiones.

Por otro lado, es preciso mejorar las políticas de conciliación de la vida laboral y familiar, para que las mujeres puedan aumentar sus tasas de natalidad sin necesidad de desvincularse del mercado. Y, por último, es necesario cambiar las condiciones de contratación de los jóvenes, uno de los colectivos más afectados por el desempleo, para que también ellos incrementen sus tasas de actividad e impulsen el volumen de la población en edad de trabajar.

Por último, en relación a las personas de mayor edad, Randstad aboga por concienciar a la sociedad y a las empresas de la necesidad de mantener a los trabajadores de mayor edad vinculados con el mercado laboral, eliminando la exclusión que en muchos casos supone la edad a la hora de buscar empleo. Tal y como hemos visto, es preciso elaborar y proyectar nuevas políticas de recursos humanos que sirvan para retener el talento de mayor edad y promover una convivencia generacional más enriquecedora en el puesto de trabajo. Esto permitiría no sólo ayudar al saneamiento de la Seguridad Social y a una reducción de las pensiones, sino la creación de un mercado laboral más enriquecedor y productivo, donde distintas generaciones conviven y aportan un conocimiento más amplio.

A mayor experiencia, mayor talento

“Una persona que no ha hecho su gran contribución a la ciencia antes de los treinta nunca lo hará”. Albert Einstein pudo haberse equivocado con esta lapidaria afirmación. La imagen romántica de científico fresco y brillante, que movido por el ímpetu y la irreverencia de su juventud revoluciona un campo de estudios con sus novedosas aportaciones, no se corresponde con la realidad. “La edad a la que los científicos hacen sus logros más importantes varía a lo largo del tiempo y según el campo de estudio”, afirma Bruce Weinberg, autor del estudio e investigador de la Universidad Estatal de Ohio. “Y las contribuciones científicas más relevantes se realizan, cada vez más, en edades avanzadas”.

La mayoría de investigadores realizan su gran contribución a la ciencia pasados los 40. Un análisis de los premios Nobel de Física, Química y Medicina de los últimos 100 años, llevado a cabo por la Universidad de Ohio (EE. UU.), desmiente el mito de la creatividad y la brillantez científica asociada a la juventud.

Los estudios anteriores afirmaban que existían diferencias en la edad más creativa en ciencias de un campo a otro, asumiendo que era más o menos constante en cada una de ellas. “Se pensaba de manera general que los matemáticos y los físicos realizaban sus mejores trabajos en edades jóvenes, mientras que los científicos médicos y los historiadores lo hacían más tarde”, explica Weinberg.

“Hemos sido los primeros en observar que dentro de cada área hay cambios en el tiempo mucho más importantes que los que se observan de un área a otra, y que están asociados con variaciones de la edad del éxito”, asegura Weinberg.

A partir de un análisis histórico y bibliográfico de los ganadores del premio Nobel en Física, Química y Medicina entre los años 1875 y 2008, los investigadores han mostrado que llegar al gran éxito antes de los 30 era común en todas las disciplinas antes de 1905, pero cada vez ha ido resultando menos habitual. Antes de esta fecha, dos tercios de los ganadores de este galardón en los tres campos tenían menos de 40 años, y el 20 % no superaba los 30.

Los jóvenes y la teórica

A partir de 1905 la edad de los premiados ha ido aumentando paulatinamente en todas las áreas. “Una de las razones principales es que el trabajo reciente es más experimental, y la investigación empírica tiende a hacerse en edades más avanzadas que la teórica”, subraya Weinberg.

Un caso interesante para evaluar la relación entre el tipo de investigación y la edad del mayor éxito se encuentra en el campo de la física. La edad de los premiados con el Nobel de Física se mantuvo más baja durante el principio el siglo XX, en particular durante la emergencia de la mecánica cuántica a mediados de la época de 1930.

“Los físicos jóvenes de aquel tiempo eran parte de una revolución en el conocimiento teórico. El desarrollo de la mecánica cuántica hizo que los viejos conocimientos resultaran menos importantes en lo que estaban haciendo”, describe Weinberg. “Los jóvenes lo podían hacer mejor, en parte porque no habían conocido los antiguos razonamientos y podían pensar de una manera nueva”.

Sin embargo, ya en el año 2000 apenas se daban casos de grandes logros científicos antes de los 30 en ninguna de estas materias. En física, solo un 19 % de los autores de grandes resultados eran menores de 40. En química, prácticamente ninguno. Hoy, la edad media de los laureados en física por la Academia Sueca es de 48 años. “Muy pocos avances realmente relevantes se consiguen antes de los 30”, asegura Weinberg.

Las ventajas de los más mayores

El aumento de la edad de mayor éxito científico también se debe, según los autores, a la necesidad de una carrera formativa cada vez más larga, que retrasa el inicio de la carrera productora de los científicos.

Los autores plantean que la cantidad de conocimientos antiguos necesarios para trabajar en determinado campo está ligada a la edad en la que se realizan los mayores avances. “Los físicos de principios del siglo XX citaban en sus artículos trabajos recientes, puesto que la teoría cuántica era nueva”, relata Weinberg. “Por tanto, los científicos veteranos no tenían ventajas, pues su conocimiento más completo de la teoría anterior no era necesaria para hacer contribuciones importantes en el campo”.

Pero ahora los físicos son más proclives a citar estudios antiguos en sus trabajos. Esto significa que la profundidad del conocimiento de los científicos más mayores les da una importante ventaja.

Algunos de los premios más importantes de la ciencia (como la medalla Fields de las matemáticas) establecen como requisito a los premiados tener menos de 40 años, puesto que se considera que las ideas más innovadoras y rompedoras procederán de científicos que estén dentro de este perfil. Pero, como sugieren los autores, igual es el momento de cambiar estos criterios.

“En países como EE. UU. la comunidad científica está envejeciendo. Esto es un problema si se considera que los avances importantes los realizan personas jóvenes. Pero, si tenemos en cuenta que cada vez se hacen más logros en edades avanzadas, no nos tiene que preocupar tanto”, afirma optimista Weinberg.