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Hay 7.000 empresas que no pagan el reciclaje de los aparatos electrónicos que producen

Hay 7.000 empresas que no pagan el reciclaje de los aparatos electrónicos que producen
NOTICIA de Javi Navarro
17.10.2011 - 18:22h    Actualizado 15.03.2023 - 11:12h

Según Gonzalo Torralbo, secretario de las fundaciones medioambientales Tragamóvil, Ecoasimelec, Ecofimática y Ecopilas, en España hay alrededor de 10.000 productores de equipos eléctricos y electrónicos y que apenas 3.000 de ellos están inscritos en el registro de productores. Este registro, de carácter obligatorio, es a través del cual las empresas declaran sus ventas y se comprometen a sufragar la recogida y reciclaje de sus productos al final de su vida útil, aunque no siempre lo hagan y, por tanto, la basura electrónica se acaba cobrando a los ciudadanos.

Basura electrónica

Torralbo hizo estas declaraciones en la Mesa Redonda “Retos y desafíos en materia de gestión de residuos electrónicos” con la que se cerró el Ecoencuentro 2011 organizado por dichas fundaciones y que ha tenido lugar hoy en CosmoCaixa en Alcobendas.

De la misma opinión es Augusto López de Sa, responsable de calidad del medioambiente y seguridad de los productos de CANON en Europa que indicó que “si bien la mayoría de los productos que se venden están declarados y se paga por ellos, al haber empresas que no cumplen la ley sufrimos una competencia desleal. Incluso hay empresas que están ganando concursos públicos sin estar en este registro, algo que podría controlarse fácilmente” añadió López de Sa.

En este mismo encuentro, Pedro Poveda, socio coordinador del Área de Medioambiente de Gómez-acebo y Pombo Abogados, señaló que parte de esta situación podría solucionarse por la Administración Pública. A este respecto, propuso que las aduanas paralicen la entrada de los productos si el productor o importador no presenta la documentación que acredite que está dado de alta en ese registro de productores.

Frente a esto, Begoña Fabrellas, de la dirección General de Calidad y Evaluación Medioambiental, del Ministerio del Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, reconoció que ese es un problema que ya se está intentando solucionar en la nueva directiva sobre residuos eléctricos y electrónicos en la Comisión Europea y se dará potestad a aduanas y a los ministerios de Hacienda para ejercer este control.

El negocio del reciclado

La OCU ha hecho una investigación por la que denuncia que ni fabricantes ni ayuntamientos garantizan el reciclaje de electrodomésticos aunque la cobren a los consumidores. La OCU ha instalado localizadores GPS en la basura electrónica y ha revelado que la mayoría de los aparatos no llegan a las plantas de reciclado autorizadas, sino que acaban desmembrados para chatarra o abandonados pese a contener materiales peligrosos y contaminantes.

Los Sistemas de Gestión de los viejos electrodomésticos, financiados con el dinero de los consumidores, no funcionan. Los fabricantes se quedan con parte importante del dinero recaudado y los ayuntamientos miran hacia otro lado o deniegan el acceso a la información.

Para comprobar si el reciclaje de electrodomésticos y aparatos electrónicos se está haciendo como es debido, la OCU instaló diferentes localizadores GPS con transmisión móvil en varios electrodomésticos usados (televisores, lavadoras, frigoríficos y ordenadores) en diferentes partes del país y procedió a deshacerse de ellos siguiendo las distintas formas previstas para su reciclaje: entrega en punto limpio, retirada a domicilio y entrega en tienda. Durante 3 meses, a través de los localizadores, se hizo un seguimiento de los mismos comprobando que la gran mayoría no cumplieron el itinerario lógico del sistema, sino que fueron despedazados en el punto limpio o fueron abandonados en descampados, chatarrerías, etc.

Este inadecuado tratamiento de los residuos tiene un fuerte impacto ambiental por el potencial peligro que suponen algunos de los componentes y materiales de este tipo de equipos. Por ejemplo, es importante que los frigoríficos se descontaminen antes de reciclarse para retirar los gases refrigerantes que contienen, que se retire el aceite mineral de los condensadores de las lavadoras porque puede contener bifelinos policlorados (PCBs), o se tenga cuidado con ciertas partes de los antiguos televisores por la alta cantidad de minerales pesados como el plomo que tienen. A día de hoy, esto no se ha hecho en la mayor parte de los residuos que entregamos.

En el precio de todos los productos que se compran hay una cantidad destinada a financiar su correcto reciclaje para cuando se convierta en residuo. Importe que pagan los consumidores en la tienda y que reciben los fabricantes y distribuidores. Sin embargo, estos últimos sólo pagan al sistema integrado de gestión al que están adheridos por producto reciclado, lo que significa que si los residuos no entran en plantas autorizadas el dinero queda en manos del productor para siempre. En el estudio de la OCU el 60 % de los residuos controlados no ha llegado a plantas de reciclado autorizadas, es decir que los fabricantes y distribuidores se estarían quedando con más de la mitad del dinero que se ha pagado para el reciclado de esos 15 residuos.

Nadie sabe nada

Mientras tanto las administraciones permanecen ajenas a esta problemática. Una vez conocido el destino de los productos investigados por la OCU, la última fase del estudio consistió en contactar con los responsables de los puntos limpios, los Ayuntamientos y las tiendas a quienes habíamos entregado el residuo. La idea era determinar el grado conocimiento del destino de los residuos que recogen, el control y seguimiento que hacen de los mismos, así como el nivel de transparencia informativa. Los resultados son tan esclarecedores como preocupantes. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid puso todas las pegas posibles para facilitar información obstruyendo el derecho del ciudadano a la información ambiental. Otros, como los Ayuntamientos de Plasencia y Ribadesella niegan tener puntos limpios, cuando la OCU entregó residuos en ellos. Un caso llamativo es el de la planta de reciclado vizcaína de Berziklatu que afirma llevar 2 años sin recibir un residuo del punto limpio de Muskiz, mientras que las autoridades responsables aseguran llevar a esa planta todo lo que recogen.

A la falta absoluta de control por parte de las administraciones, se suma el completo desconocimiento que tienen los distribuidores sobre qué sucede con los residuos que recogen, y el despropósito de los Sistemas Integrados de Gestión, que son opacos e imprecisos para aportar datos de los residuos que tratan, ante la absoluta pasividad de la Administración.

Las tiendas están en la obligación de recoger de forma gratuita el electrodoméstico antiguo en caso de adquisición de uno nuevo, aunque las trabas para que esto suceda son ilimitadas bien sea por el desconocimiento del personal encargado, o por las dificultades que ponen para intentar ahorrarse el hacerlo.

Cuando se opta por la opción del punto limpio, la tarea tampoco resulta fácil. Las instalaciones están casi siempre alejadas y mal señalizadas. Además, lo normal al llegar a un punto limpio es tener que tirar el aparato en un contenedor, lo que, en ocasiones, provoca que se rompa y anule toda posibilidad de un correcto descontaminado y reciclaje, que es justamente lo que se persigue. Tampoco se custodian los residuos como corresponden; algunos residuos fueron desmembrados en los propios puntos limpios.

Sin embargo, el dato más ilustrativo de este caos es que alguno de los residuos que hemos seguido ha llegado a hacer más de 1.200 kms hasta llegar a una planta autorizada en Vizcaya, partiendo desde Plasencia y pasando por Sevilla durante su recorrido. Aunque acabara en una planta autorizada, el proceso de reciclado en sí mismo debe ser lo más limpio posible y, por tanto, se debe llevar a la planta autorizada más cercana.

Este estudio, ha sido puesto en conocimiento de las distintas administraciones implicadas y de la Fiscalía del medio ambiente para que determinen las responsabilidades de las actividades que se denuncia. Ante esta situación la OCU exige:

· Que se audite el sistema actual del reciclado, y se de transparencia al sistema informando con claridad de cuánto se paga por el mismo, cuánto se invierte en él y cuánto se recicla.

· Se profesionalice el sistema y se garantice un correcto reciclado en aras de proteger el medio ambiente y la seguridad ciudadana.

· Que se controle el cumplimiento de la Ley y el correcto funcionamiento de los puntos de entrega, eliminando los circuitos alternativos que no garanticen una descontaminación antes de proceder al reciclado.

¿Dónde hay un punto limpio?

Los puntos limpios son instalaciones preparadas para recoger y clasificar los residuos que, por su tamaño o peligrosidad, no se pueden retirar con el resto de la basura en los contenedores de la calle. La OCU ha constatado en anteriores estudios que los puntos limpios no son suficientemente conocidos, puesto que para ello es necesaria una buena información desde el ayuntamiento, hecho que no es siempre así. La Organización de Consumidores y Usuarios insiste en que, por tanto, es necesario sobre todo mejorar la visibilidad e información que se ofrece en estos puntos limpios. Para ello, ha lanzado un localizador de puntos limpios.

La OCU ha realizado un estudio en 32 puntos limpios de grandes ciudades y localidades pequeñas con el objetivo de evaluar si se presta un buen servicio y se recogen correctamente los residuos. La OCU llevó, de forma anónima, 156 residuos a 32 puntos limpios. El resultado no fue demasiado alentador: un 31 % de los restos no recibió el destino adecuado. El estudio completo se publica en la revista OCU-compra Maestra del mes de marzo.

Sólo el 47 % de los residuos que llevó la OCU fue clasificado y depositado de forma que se facilita su correcto tratamiento posterior. En otro 20 % de los casos suponemos que así será ya que el personal del punto limpio lo recoge para clasificarlo posteriormente, sin que, el ciudadano pueda ratificar la utilidad de su esfuerzo acudiendo al punto limpio. Lamentablemente el 31 % de los residuos no recibe un correcto tratamiento: un 5 % son rechazados (termómetros y pinturas), un 9 % se recogen de forma que dificulta su tratamiento o el de los restos con los que se mezclan, y otro 17 % se tira sin clasificar junto al resto de residuos, impidiendo su tratamiento.

La OCU afirma que más de la mitad de los puntos limpios analizados funcionan correctamente, y en cualquier caso, los residuos allí depositados tendrán siempre un destino más seguro que tirados en vertederos ilegales o mezclados junto a la basura doméstica. Sin embargo, la forma de recogerlos y almacenarlos puede impedir la reutilización y reciclado de los residuos porque no se tomen las precauciones necesarias. La OCU insiste en que hay que mejorar cómo se recogen estos residuos y para ello también la formación de los operarios.

Para facilitar la localización del punto limpio más cercano la OCU lanza hoy un nuevo “Buscador de puntos limpios”. Se trata de la herramienta más completa y actualizada sobre este tema, que recoge datos de más de 1000 instalaciones de todas las comunidades autónomas repartidas por todo el territorio nacional que se pone a disposición de todos los consumidores. Además, de facilitar toda la información necesaria para la localización del punto limpio, se facilitan detalles que no encontrará en ninguna otra aplicación como los productos que admite, restricciones, horarios, etc.

¿Dónde va a parar mi viejo televisor?

¿Dónde va a parar mi viejo televisor?Las “teles” son prácticamente reciclables al 100 % y permiten recuperar vidrio, plástico y metales. La “transición” hacia la calidad audiovisual de la pantalla plana ha traído consigo un aumento del reciclaje de residuos procedentes de televisiones “viejas”. Así, durante el año pasado los usuarios españoles se “deshicieron” de aproximadamente 12.000 toneladas de televisiones, lo que supone un incremento en la cifra de reciclaje de más del 90 % con respecto al año anterior, según estimaciones de la Federación Española del Reciclaje (FER).

La patronal del sector del reciclaje prevé que esta cifra siga aumentando, entre otros motivos, por la caída del precio de las televisores de pantalla plana unida a las facilidades y promociones que ofrecen las distintas cadenas de electrodomésticos, con el fin de fomentar la compra; así como por el apagón analógico, que impulsará a los usuarios a cambiar su tele vieja por un equipo con receptor de TDT integrado. De hecho, según la consultora GFK, las ventas de equipos LCD alcanzarán en España los cuatro millones de unidades a lo largo de 2008, un 28 % más que el año anterior.

De esta forma, los televisores antiguos van cediendo protagonismo a los modernos, pero su “vida” continúa más allá del momento en que el técnico retira el televisor viejo, el usuario lo deja en el comercio al comprar uno nuevo o lo deposita en el punto limpio estipulado por el ayuntamiento correspondiente. La recogida de este equipo viejo -ya sea por un técnico comercial, por un empleado municipal o directamente a través de la red capilar de chatarreros que lo “rescatan” de la calle- supone el punto de partida para el reciclaje de los diferentes materiales que lo componen.

Una fuente de vidrio, plástico y metales
Así, el proceso de recuperación se inicia con la llegada del televisor a las instalaciones de una planta especializada en reciclaje de monitores, donde los operadores desmontan a mano el equipo. El primer paso consiste en desprender la carcasa, que habitualmente es de plástico, aunque, en ocasiones, puede estar compuesta de madera. El segundo paso se centra en retirar los paneles de los circuitos para recuperar los metales que contiene, principalmente, cobre y aluminio.

Posteriormente se separa la pantalla, de la que se retira su chapa de hierro. Después, el tubo de rayos catódicos se desglosa en dos partes. De su lado plano, se aspira el fósforo y la parte restante, que contiene plomo, se destinará a la fabricación de hornos, vitrocerámicas, etc. Por último, se extraen los metales férricos -hierro, acero, etc.- que contiene.

De esta forma, el televisor se convierte en un electrodoméstico prácticamente 100 % reciclable. Alrededor del 80 % de estos equipos están compuestos de vidrio, que podrá emplearse, entre otras aplicaciones, para la fabricación de nuevas pantallas. Por su parte, el 20 % restante se reparte entre plásticos y metales, que se emplean como materia prima para la elaboración de envases, menaje para el hogar, etc.

Acuerdo para aumentar el reciclado de los aparatos eléctricos y electrónicos
Con el fin de impulsar el reciclaje de estos equipos, la FER ha suscrito un acuerdo con los sistemas integrados de gestión de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos ERP, ECOTIC, ECO-rAES y ECOLEC, a los que están asociados la mayor parte de los fabricantes de televisores, por el cual las empresas asociadas a la Federación participarán en el sistema de recogida, separación y tratamiento de este tipo de residuos.

Dentro del marco de este convenio, estas entidades trabajarán conjuntamente para organizar actividades de formación en las empresas dedicadas al reciclaje de metales, de manera que apliquen procesos estandarizados en la recogida, clasificación y tratamiento de todo tipo de aparatos eléctricos y electrónicos.

Esta colaboración hará posible que España supere las directrices marcadas por la Directiva Europea 2002/95/96, que fija en cuatro kilogramos por habitante y año la cantidad mínima de recogida de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos.

Países como Ghana reciben 400.000 monitores de ordenador al mes de Europa para almacenar como basura

Comprar y tirar, comprar y tirar. “La Unión Europea genera unos 8 millones de toneladas de residuos tecnológicos cada año, y algunas agencias medioambientales y ONGs calculan que cerca del 75 por ciento se envía a África y Asia”. Así lo ha destacado Juan Carlos Hernández, profesor de Derecho Administrativo de la Universidad de Navarra y director del curso “Exportando contaminación: las basuras transnacionales. Problemas y soluciones”, que se celebra en Civivox Condestable. Países como Ghana reciben 400.000 monitores de ordenador al mes.

Asimismo, indicó que diversos informes estiman que la generación mundial de residuos electrónicos alcanza los 50 millones de toneladas cada año, “de los cuales apenas se recicla un 10 por ciento”. Por otra parte, la cifra de residuos que se envía a países en vías de desarrollo va en aumento. “Se calcula que en 2020 se generarán cerca de 100 millones de toneladas de residuos electrónicos, y es probable que el mercado de residuos afecte a muchos más países en vías de desarrollo”.

En el caso de Europa, la mayoría de los residuos electrónicos termina en vertederos de Nigeria o Ghana, pero también forman parte de la ruta de la e-basura europea Egipto, Pakistán, China e India. “Sin embargo -dijo-, los mayores receptores son los dos primeros, puesto que, por ejemplo, Ghana recibe el equivalente a 400.000 monitores de ordenadores cada mes”.

Incentivar un consumo responsable
Según este experto, “la normativa comunitaria exige que los residuos se gestionen en las instalaciones adecuadas más próximas. Sin embargo, se permite el envío de aparatos electrónicos de segunda mano a países en vías de desarrollo. Además, parte de la e-basura se etiqueta como ayuda al desarrollo, lo que compromete la labor que ONGs y empresas socialmente responsables desarrollan”.

Por otra parte, Juan Carlos Hernández destaca que los países receptores no cuentan con infraestructura para gestionar los residuos. “Van a parar a vertederos insalubres donde trabajan familias enteras, que están expuestas a contaminación por metales pesados como níquel o cadmio, que generan graves problemas de salud”.

En su opinión, es necesario adoptar medidas, como mejorar la inspección y supervisión en las aduanas y puertos, así como exigir a las empresas que vigilen que sus residuos sean adecuadamente gestionados. Sin embargo, las soluciones a largo plazo exigen replantear el modelo de consumo de aparatos electrónicos, incentivando un uso responsable e informando a la sociedad sobre los problemas que plantea la basura tecnológica”.