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El reto del segundo idioma con la entrada del Plan Bolonia

El reto del segundo idioma con la entrada del Plan Bolonia
NOTICIA de Javi Navarro
16.06.2009 - 16:52h    Actualizado 17.03.2023 - 13:19h

¿Los universitarios españoles están preparados para adoptar la reforma de Bolonia? El nuevo Espacio Europeo de Educación Superior ha puesto en jaque algunos aspectos del sistema educativo español, entre los que destaca la asignatura de los idiomas. Con el nuevo Plan Bolonia, las universidades europeas están obligadas a internacionalizarse, además de demandar a los universitarios acreditar un nivel B1 en una segunda lengua. Se plantea así un reto en la educación española: la necesidad de plantear los idiomas desde un primer plano y ofrecer todos aquellos recursos y oportunidades para la formación continuada de éstos.


La prueba de selectividad, los planes universitarios o la obtención del título, son algunos de las áreas afectadas por el nuevo Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). Estas modificaciones se materializarán el próximo curso 2009 – 2010, aunque los cambios en la prueba de acceso a la universidad no se harán patentes hasta el 2011. El Plan Bolonia, como cualquier reforma, está lleno de buenas intenciones, pero en el caso de España, llevarlo a cabo supondrá un mayor esfuerzo que en el resto de países.

Dado el panorama actual basado en la globalización y en la convergencia europea, la comunidad universitaria no podía seguir funcionando ajena a este hecho. La nueva reforma de educación superior era necesaria como premisa para formar parte de la sociedad europea. Por ello, uno de sus objetivos fundamentales es promover la movilidad de estudiantes y profesionales por cualquier país europeo, a través de nuevos planes de estudio que incorporan enseñanzas bilingües y fomentan los periodos de formación en el extranjero. De esta forma, los alumnos de grado o master tendrán más posibilidades de salir al extranjero para completar su formación o perfeccionar la práctica de sus estudios. Para conseguir este reto, es imprescindible fomentar el aprendizaje de los idiomas, sobre todo el inglés, una asignatura todavía no muy desarrollada en el panorama educativo español, que debe ir acompañada de una mejora de los aspectos metodológicos así como también, de la formación y desarrollo del profesorado.

La trayectoria de la educación en España ha estado ligada a la escasa importancia de los idiomas. Pero ahora, con la reforma de Bolonia, se espera la llegada de una nueva generación, plenamente concienciada sobre la importancia de saber comunicarse en inglés para alcanzar el puesto de trabajo deseado o desenvolverse en un país diferente. En el evento “El inglés en el centro de la movilidad internacional”, organizado recientemente por British Council, se puso de manifiesto algunas de las razones para aprender este idioma: es el segundo idioma más hablado del mundo, la lengua oficial en 40 países y materna para más de 400 millones de personas. Además, la importancia que el inglés tiene en el mundo de los negocios es indiscutible, así como también en el turismo, Internet, comunicación, etc.

El próximo curso universitario obligará, tanto a alumnos como profesores, a internacionalizarse. Esta internacionalización afectará fundamentalmente al alumnado con la obligatoriedad de acreditar un nivel B1 (según el Marco Común Europeo de las Lenguas) en un segundo idioma. Todavía no se ha concretado la manera de certificar estos conocimientos, pero como ocurre en otras universidades británicas o norteamericanas, se deberá presentar un título que acredite el nivel de comunicación en otra lengua, como es el caso de IELTS (Internacional English Language Testing System).

Aún así, no sólo se puede exigir al alumno que acredite su nivel de idiomas, sino que es precisa una reforma en el sistema educativo español. Para que un alumno universitario alcance las destrezas exigidas por un nivel B1 en una determinada lengua, se debe plantear esta formación como algo continuo, y no limitado a un solo curso. La movilidad planteada por el Plan de Bolonia va a obligar a los centros educativos a tomar más en serio la enseñanza en idiomas y a reforzar sus políticas educativas en este sentido.

El nuevo EEES es la oportunidad para romper la barrera del idioma en España y ponerse las pilas para que los estudiantes lleguen a la universidad con un buen nivel de inglés. Nuestro país requiere de un duro esfuerzo en esta materia para conseguir estar a la altura de las exigencias europeas.

OBJETIVO PRIORITARIO: NIVEL B1

La nueva prueba de acceso a la universidad obligará a los alumnos a realizar una prueba oral de inglés. Esta novedad ha levantado a todos los sectores afectados, pero sólo es un paso más en una reforma que afectará a todos los niveles de la enseñanza. Hacer frente a una prueba oral de estas características supone un reto para una comunidad, donde la preparación en idiomas ha sido insuficiente. La obligatoriedad de esta prueba conllevará un cambio en la mentalidad de los centros de enseñanza para abogar más por el inglés como una forma de preparar a los alumnos para su futuro universitario y laboral.

Para facilitar la tarea del aprendizaje en idiomas, las universidades españolas están poniendo todos los medios a su alcance para paliar esta carencia, como por ejemplo, la Universidad San Antonio de Murcia que puso en marcha en 2008, junto con British Council, la Escuela Superior de Idiomas, para ofrecer clase durante todo el año a los alumnos que lo deseen.

Además, tanto los centros educativos como universitarios se han ido adaptando a esta reforma a través de los planes bilingües. En el caso de la universidad, los planes educativos se han ido amoldando a las titulaciones bilingües, a través de las cuales, el total o parte de las asignaturas de una carrera se impartirán en inglés, lo que dependerá de la política del centro. En cualquier caso, la opción bilingüe tendrá que ser aplicada si existe un mínimo de estudiantes que eligen esta alternativa. El objetivo es que al finalizar el grado, el alumno deberá haber estudiado al menos un 50 % de la materia en otro idioma. De esta manera, se consigue una mayor formación y preparación de los futuros profesionales que tendrán su puesto de trabajo en un entorno europeo, donde el inglés es la lengua de la comunicación por excelencia.



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