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Consulta legal, vecinos en mi barrio dan comida a gatos callejeros y me afectan olores ¿puedo denunciar?

Los gatos callejeros son un peligro para la salud pública
NOTICIA de Javi Navarro
14.11.2011 - 07:10h    Actualizado 20.12.2022 - 11:48h

Sí, puedes denunciar. Acude al Ayuntamiento o, si vives, por ejemplo, en Madrid, a la Concejalía de Distrito que te corresponda. Son las Administraciones Locales las que ostentan la competencia para regular estos temas, mediante Ordenanzas o Reglamentos Municipales en materia de medio ambiente. ¿Es legal dar de comer a gatos callejeros? ¿Qué hacer ante la presencia de gatos callejeros en comunidades de vecinos?

Te recomiendo los siguientes pasos. En primer lugar, infórmate en tu Ayuntamiento acerca de la existencia de normativa municipal al respecto. Si no existe una norma específica que prohíba alimentar animales en la vía pública, el tema puede ser enfocado por limpieza viaria. Es conveniente, que obtengas pruebas en este sentido, por ejemplo, fotos de los gatos comiendo en la calle.

En los Ayuntamientos, existen formularios generales, que les llaman “expone-solicita”, puedes rellenar uno y adjuntar las pruebas, o bien, redactar un escrito adjuntando las pruebas. Elijas la opción que elijas, has de presentarlo en el Registro General de tu Ayuntamiento.

Un consejo: Si otros vecinos tienen el mismo problema, haced un escrito conjunto. Será más efectivo.

En teoría, el Ayuntamiento ha de responder por escrito, o bien, directamente actuar en consecuencia. Verificará la información enviando a la Policía Municipal, para que levanten acta y tomar las medidas pertinentes.

María del Mar Lesmes Arenas es Abogada en ejercicio por el Colegio de Abogados de Madrid “Confianza, por profesionalidad – Empatía, por proximidad – Resolución, por necesidad”

Los gatos callejeros son un peligro para la salud pública

Las heces de gato pueden crear un problema de salud pública, puesto que sus defecaciones acumulan esporas de Toxoplasma gondii, un protozoo responsable de la toxoplasmosis, una enfermedad leve que puede ser fatal en gatos y fetos humanos. Ante el aumento del número de mascotas, el parásito está en expansión y los expertos recomiendan controlar sus poblaciones. No obstante, según los investigadores, un gato que permanece dentro de casa no es preocupante.

Un estudio publicado en la revista científica Trends in Parasitology, sobre el Toxoplasma gondii, un protozoo parasitario causante de la toxoplasmosis, se estaría extendiendo debido al aumento del número de gatos, sus huéspedes definitivos. En Estados Unidos, estos felinos depositan cerca de 1,2 millones de toneladas en heces al año. Los excrementos van cargados de ooquistes del protozoo –esporas muy resistentes que portan al parásito hasta que encuentra un huésped– y son un foco de infecciones para los seres humanos. “Se considera que un 1 % de los gatos está infectado y produce ooquistes en todo momento. El problema es que estas esporas pueden vivir durante años y acumularse en números muy altos”, explica E. Fuller Torrey, uno de los autores del estudio.

El dato más preocupante el daño que este protozoo puede hacer a los fetos de las embarazadas, que en los casos más extremos pueden sufrir retraso mental, sordera o daño retinal. Además, la alta resistencia y larga vida de los ooquistes les permite sobrevivir en casi cualquier entorno hasta encontrar un huésped.

Controlar la población de gatos
“Es un problema consecuencia del creciente número de gatos que producen millones de ooquistes de T. gondii, que se mantienen vivos durante años y se acumulan en zonas de juego de niños o en jardines”, indica Torrey.

El estudio, realizado por el Centro Médico de la Universidad Johns Hopkins, apunta hacia la necesidad de controlar la población de gatos, sobre todo los callejeros. Los datos indican que los jardines y barrios de las ciudades podrían contener entre 3 y 400 ooquistes por cada 900 cm2, una cifra que puede ser mayor en los puntos donde los gatos acostumbran a depositar sus excrementos.

El gato es el único animal en el que este protozoo puede completar su ciclo sexual, por lo que es el principal portador. El felino suele adquirir este parasito al alimentarse de pájaros, ratones u otros pequeños mamíferos. Después, esparce las esporas mediante las heces, infectando el entorno. Cucarachas y moscas pueden transportarlas desde los excrementos y llevarla a la comida.

Los principales grupos de riesgo son las embarazadas, bebés y personas con inmunodeficiencias
En los seres humanos, los principales grupos de riesgo son las embarazadas, bebés y personas con inmunodeficiencias. Aun así, cualquier persona puede contagiarse directamente por el contacto, ingestión o inhalación directa de la espora.

Según los investigadores, un gato que permanece dentro de casa no es preocupante, pero si realiza ‘escapadas’ los investigadores recomiendan tener cuidado con las bolsas de basura, cubrir la caja de arena donde defecan y llevar guantes cuando se trabaje en el jardín, puesto que se ha calculado que la suciedad bajo las uñas puede albergar unos 100 ooquistes de T. gondii.

Pese a todos estos datos, Torrey y R. Yolkey, coautores del estudio, señalan que salvo en el caso de embarazadas, no existe necesidad de hacer análisis por si se porta la bacteria. El 15 % de los humanos crea anticuerpos contra el protozoo, y las pruebas pueden dar positivo pero poco tiempo después indicar lo contrario.

“La producción de una vacuna está en proceso, pero nunca se le había prestado mucha atención a este tema con anterioridad porque no se consideraba un problema”, indica el investigador.



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