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La dieta mediterránea fortalece el corazón

La dieta mediterránea fortalece el corazón
NOTICIA de Javi Navarro
27.09.2019 - 10:55h    Actualizado 22.03.2023 - 16:44h

Así lo verifica el ‘Lyon Diet Heart Study’, un ensayo llevado a cabo por la American Heart Association, que ha probado la eficacia de la dieta mediterránea sobre la tasa de recurrencia coronaria después de un primer infarto de miocardio. El estudio analizó a un grupo de personas que, bajo un mismo perfil de factores de riesgo coronario, se les administró durante 46 meses una dieta mediterránea basada en consumo de pan, hortalizas, verduras, pescado, fruta y un menor consumo de carne roja (sustituida por carne de aves de corral). Los resultados concluyeron que los sujetos que siguieron una dieta de estilo mediterráneo tenían un riesgo del 50 % al 70 % por debajo de volver a padecer una enfermedad cardiaca.

Así pues, queda demostrado que la dieta es un elemento clave tanto en la prevención como en el tratamiento de cualquier enfermedad relacionada con el corazón. Una dieta equilibrada es la dieta de estilo mediterránea, que es recomendable mantener, debido a que fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2010 y a la cual se le atribuyen múltiples propiedades saludables como la disminución de enfermedades cardiovasculares. La Fundación Española del Corazón (FEC) se suma así en destacar la importancia de mantener una buena alimentación. La calidad de la dieta mediterránea influye directamente en la salud de nuestro corazón, pudiendo llegar a reducir hasta un 30 % el riesgo de enfermedad cardiovascular y disminuir hasta un 70 % las probabilidades de volver a padecer una patología cardiovascular.

Según nos indica la doctora Regina Dalmau, miembro de la sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), “la dieta mediterránea está basada en el consumo de productos vegetales (frutas, verduras, legumbres y frutos secos), pan y otros cereales (que contengan el trigo como alimento básico), productos lácteos preferiblemente desnatados, el aceite de oliva como grasa principal, y dentro de las proteínas priorizar el consumo de pescado y aves sobre el de las carnes rojas. Además, también es cardiosaludable el consumo regular de vino o cerveza en cantidades moderadas (dos vasos al día en varones, uno en mujeres)”.

“Las dietas bajas en grasas de origen animal (sobre todo grasas saturadas) y que potencian el consumo de frutas, verduras y productos integrales, disminuyen significativamente los niveles de colesterol en sangre, uno de los factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular”, apunta la doctora Dalmau.

Ácido graso omega-3
Otro aspecto en el que coinciden varios estudios son las propiedades cardioprotectoras del ácido graso omega-3, que según nos señala la cardióloga Regina Dalmau “contribuye a reducir los triglicéridos y la proporción de partículas de colesterol LDL densas y pequeñas, que son las que más favorecen la ateroesclerosis. Además, los ácidos omega-3 tienen propiedades antitrombóticas, antiarrítmicas y antiinflamatorias que, sin duda, contribuyen también a mejorar la prevención cardiovascular”.

DART es el primer ensayo controlado que estudió la influencia de la dieta en el reinfarto con el objetivo de probar la hipótesis de que el pescado azul confiere protección contra la enfermedad coronaria. En el análisis se observó una reducción de la mortalidad durante los dos primeros años después del infarto de miocardio entre aquellos que consumieron 300 gramos de pescado azul a la semana, o que tomaron suplementos de aceite de pescado en una cantidad equivalente.

El ácido graso omega-3 es propio del salmón y otros pescados azules (sardinas, anchoas, pez espada, atún, etc.), pero también lo encontramos en alimentos de origen vegetal como aceites vegetales, los frutos secos, algunas verduras como la lechuga y las espinacas, así como la piña y las fresas.

Según un artículo publicado en Revista Española de Cardiología (REC), en el que se dieron a conocer los resultados del Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular (ENRICA), más de un 46,7 % de la población española sufre hipercolesterolemia y solo la mitad sabe que la padece. Otro dato alarmante es que 28.000 personas mueren cada año en nuestro país debido a la obesidad y el sobrepeso. Así lo indica un estudio llevado a cabo por diversos departamentos de Medicina Interna de hospitales españoles, publicado también en la revista de la Sociedad Española de Cardiología.

Ante estos datos, la FEC quiere recordar que siguiendo un estilo de vida más saludable se pueden llegar a prevenir hasta el 90 % de los infartos. Por ese motivo la FEC quiere trasladar el mensaje de que mantener una alimentación equilibrada, basada en la dieta mediterránea, es un elemento esencial para la prevención de enfermedades relacionadas con nuestro corazón.

Por ese motivo, se recomienda combinar la práctica de ejercicio físico regular con la reducción del consumo de aquellos alimentos que hacen aumentar los niveles de colesterol, es decir, aquellos que contienen en mayor parte grasas de origen animal tales como el cerdo, la ternera o el cordero. De esta manera hay que tratar de evitar tomar lácteos no desnatados, mantequilla, bollería industrial, alimentos precocinados o snacks; y priorizar el consumo de grasas poliinsaturadas, como el pescado (rico en omega-3), ave o conejo, frutos secos, y monoinsaturadas, como el aceite de oliva.

El vino es bueno para el corazón

El consumo moderado de vino, especialmente de vino tinto, tiene beneficios para la salud cardiovascular. Son diversos estudios los que han demostrado en los últimos años que el vino tino tiene componentes que son beneficiosos para la salud y especialmente para la salud cardiovascular. Bajo esta premisa, el presidente de la Fundación Española del Corazón (FEC), el doctor Leandro Plaza, participó el pasado viernes por la tarde en el II Foro de Estilo de Vida Saludable presentando la ponencia “El vino y el corazón”.

Uno de los últimos trabajos que ha demostrado estos beneficios es el realizado por el Centro de Investigación Biomédica en Red-fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición, CIBERobn y publicado en American Journal of Clinical Nutrition. El objetivo del trabajo ha sido evaluar los efectos del etanol (alcohol etílico) y los polifenoles (componentes no alcohólicos como el resveratrol) del vino en el proceso de inflamación de las arterias en pacientes con alto riesgo cardiovascular.

Tras analizar a 67 pacientes, los investigadores han demostrado que tanto el etanol como los polifenoles tienen efectos beneficiosos sobre las moléculas inflamatorias causantes de la ateroesclerosis, especialmente en sus estadios tempranos.

Consumo moderado

“Es importante destacar que el consumo del vino tinto es beneficioso para la salud cardiovascular siempre que sea de forma moderada. El exceso de alcohol en el organismo aumenta la presión arterial, lo que favorece la aparición de hipertensión”, recuerda Plaza.

El vino tinto es una bebida rica en flavonoides, que proporcionan un efecto vasodilatador en las arterias, además de taninos y polifenoles (presentes en las semillas y la piel de la uva), que funcionan como antioxidantes contra las moléculas conocidas como radicales libres.

Estilo de Vida Saludable (EVS) es un foro para la prevención y tratamiento de las enfermedades originadas por una alimentación incorrecta y una vida sedentaria. El foro inicia un debate en el que los médicos, desde la atención primaria hasta las especialidades, ponen en común sus propuestas con las de las instituciones educativas y sanitarias y las empresas de productos y servicios comprometidas con el problema creciente de estas patologías.

Reír es bueno para el corazón

Reír y la buena actitud ante la vida no solo mejoran nuestro estado psicológico, sino que también ayudan a prevenir las enfermedades cardiovasculares. La risa, al igual que el llanto, es un acto involuntario para la mayoría de las personas y “activa, además del sistema respiratorio, otros sistemas de nuestro organismo como son el neurológico y el cardiovascular”, explican desde la Fundación Española del Corazón (FEC).

El efecto de la risa en nuestro sistema cardiovascular es vasodilatador; la risa genera sustancias hormonales, como las endorfinas, que producen un estado de bienestar psicológico, de tal manera que esta ayuda a proteger el aparato cardiovascular. Cuando reímos, el endotelio (la capa interior de los vasos sanguíneos) se relaja, mejorando así la circulación de la sangre y disminuyendo la presión arterial.

El doctor José Luis Palma Gámiz, vicepresidente de la FEC, afirma que, “la risa y la actitud positiva frente a la vida son beneficiosas para la salud cardiovascular. Por el contrario, los estados de estrés producen alteraciones en la pared vascular y favorecen la aparición de arteriosclerosis”. El doctor añade también que, “el estrés permanente condiciona la presencia de hormonas vasoconstrictoras que afectan al endotelio y facilitan que las sustancias que arrastra la sangre, como por ejemplo el colesterol, penetren en la pared interior de los vasos sanguíneos, dando lugar a distintas enfermedades cardiovasculares”.

También mejora el colesterol bueno

Reír también ayuda a aumentar el HDL (colesterol bueno) y potencia la actividad de los linfocitos, agentes que ayudan al sistema inmunitario ante la presencia de células tumorales. Reír reduce, además, el nivel de hormonas asociadas al estrés y aumenta el nivel de óxido nítrico, una sustancia que mejora la circulación, reduce la inflamación de los vasos sanguíneos y previene la formación de placas de colesterol.

Según explica Palma, “el óxido nítrico es el vasodilatador natural más potente que se conoce. Cuando actúan conjuntamente sustancias como la serotonina y el óxido nítrico se producen las condiciones óptimas para una mayor vasodilatación, especialmente en los pequeños vasos sanguíneos, y, por tanto, disminuye la posibilidad de que se produzca una alteración del endotelio”.

Los que sufren infartos de miocardio ríen menos

Son diversos estudios los que han demostrado los beneficios de la risa en nuestro sistema cardiovascular. Uno de ellos, realizado por la Unidad de Cardiología Preventiva del Centro Médico de la Universidad de Maryland, ha demostrado que las personas que han sufrido un infarto agudo de miocardio ríen hasta un 40 % menos que las personas que no han sufrido ningún tipo de enfermedad cardiovascular. El estudio investigó la respuesta humorística ante diversas situaciones cómicas de 300 personas, la mitad las cuales había sufrido un infarto. Este mismo centro ha efectuado otro estudio en el que sometió a los participantes a situaciones cómicas y estresantes, como ver películas de uno u otro género. Tras analizar su reacción fisiológica, se comprobó que la diferencia diametral arterial ente estas dos situaciones opuestas oscilaba entre un 30 % y un 50 %. Así, en el caso de las películas estresantes, las arterias se contraen dificultando el aporte sanguíneo y aumentando el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares, mientras que en situaciones cómicas, estas se dilatan, mejorando así la circulación de la sangre.

El doctor Palma recuerda que “estar en paz uno mismo y con su entorno y tener una actitud positiva frente a la vida, viendo los aspectos buenos y quitando aquellos que nos la complican, ayuda a prevenir las enfermedades cardiovasculares. Aunque la salud es algo muy complejo que depende tanto de aspectos ambientales como físicos, son diversos estudios los que demuestran que la actitud ante la vida también influye, y mucho, en el bienestar de nuestro corazón”.

Lo que es bueno para el corazón

La satisfacción con aspectos específicos de la vida cotidiana, en particular el trabajo, la familia, la vida sexual y la relación con uno mismo tiene un efecto positivo asociado a la reducción de cardiopatías coronarias, independientemente de los factores de riesgo tradicionales. La depresión y la ansiedad se reconocen desde hace mucho tiempo como factores de riesgo para las dolencias cardiacas, por lo tanto, cuanto mejor sea el estado psicológico, existirán menos posibilidades de padecer este tipo de enfermedades.

Así concluye un nuevo estudio, realizado sobre 8.000 funcionarios británicos y liderado por expertos de la Escuela de Salud Pública de Harvard (Boston, EE. UU.), que muestra que unos altos índices de satisfacción vital ‘media’ se asocian con un riesgo menor. La investigación, conocida como Whitehall II analiza los historiales médicos de los participantes en busca de muertes relacionadas con enfermedad coronaria, ataques cardiacos no mortales y angina de pecho a lo largo de un periodo de seguimiento de aproximadamente seis años.

Los resultados, publicados en el European Heart Journal, revelan una disminución aproximada del 13 % en el riesgo de enfermedad cardiaca con la satisfacción en cuatro de los aspectos vitales específicos: trabajo, familia, sexo y satisfacción con uno mismo (pero no con relaciones amorosas, actividades de ocio o nivel de vida). La reducción del riesgo se observó tanto en hombres como en mujeres.

“Estos resultados sugieren que las intervenciones orientadas a potenciar estados psicológicos positivos, y no solamente a aliviar estados psicológicos negativos, pueden surtir un efecto considerable entre individuos de alto riesgo”, concluye Julia Boehm, autora principal del estudio e investigadora en la Escuela de Salud Pública de Harvard.

Diez recomendaciones para mantener un corazón saludable

No fumar ni beber alcohol, hacer ejercicio, llevar una dieta sana, evitar alimentos precocinados e industriales, controlar el estrés y dormir al menos siete horas. Estos son algunos de los consejos a tener en cuenta que, con motivo del 29 de septiembre como Día Mundial del Corazón, el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social quiere recordar. Hay que llevar un estilo de vida saludable desde la infancia para conseguir mejorar hasta un 35 % la salud cardiovascular cuando seamos adultos.

La prevención, por tanto, es clave y entre las recomendaciones para cuidar el corazón está no fumar, puesto que el tabaco es especialmente peligroso para la salud del corazón y de las arterias o evitar el consumo de alcohol. Beber agua es la mejor opción siempre para la salud.

El peso es otro factor importante que controlar. Y es que la obesidad y el sobrepeso no son buenos para el corazón. La base de la dieta debe estar compuesta por verduras, frutas, cereales integrales y proteínas sanas como las legumbres, pescado y aves. En esta línea, no hay que olvidar controlar el colesterol. Si es elevado aunque no se siente dolor daña las arterias y puede provocar graves problemas en el corazón y en el cerebro. Esto se consigue evitando los alimentos precocinados e industriales y eligiendo aceite de oliva y pescados en lugar de carnes rojas y embutidos.

Gozar de una vida activa y hacer ejercicio es también muy valioso. Muchas veces no es necesario hacer grandes esfuerzos. Por ejemplo, caminar 30 minutos al día es idóneo para vigilar la tensión arterial y, si es elevada, consultar con el médico de cabecera.

Aprender a controlar el estrés y mejorar el bienestar emocional son otras cuestiones a tener en cuenta para tener una buena salud cardiovascular.

Dormir poco también es perjudicial, hay que intentar conseguir al menos siete horas de sueño reparador al día.