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El vacío legal de los sustitutos del pescado para veganos confunde o engaña a los consumidores

Pescado para veganos, a base de productos vegetales que no contienen pescado.
NOTICIA de Javi Navarro
11.12.2023 - 11:56h    Actualizado 11.12.2023 - 15:00h

Existe un vacío legal en la denominación de los productos de origen vegetal que da lugar a error en lo que piensan los consumidores que están comprando. La revista Consumer informa de que aunque los alimentos vegetales se asocian normalmente a un perfil saludable, las alternativas vegetales a productos de origen animal —aptas para personas veganas—, suelen ser muy pobres desde el punto de vista nutricional, además de que su estrategia de venta confunde o engaña a los consumidores. ¿El motivo? En la actualidad existe un vacío legal en torno a este tipo de productos vegetales que imitan a otros de origen animal, dado que no hay una normativa específica, permitiendo estas falsas promesas.

Productos vegetales para veganos

Hay infinidad de productos vegetales que imitan el aspecto, el olor, el sabor o la textura del pescado. En ellos se indica que están elaborados a partir de vegetales, que son 100 % de origen vegetal o que son veganos, pero en muchos se utilizan estrategias de venta que pueden dar lugar a engaño o a confusión. En algunos casos de forma flagrante, dado que se destacan denominaciones propias del pescado en letras de tamaño significativo, a veces de forma más destacada que la indicación ‘vegetal’. Por ejemplo, ‘Merlvza’, que solo cambian la ‘u’ por la ‘v’.

Más allá de que el consumidor pueda confundir estos productos con los de origen animal a los que imitan, el uso de esos nombres puede dar a entender que son productos con características nutricionales similares a las del pescado, cuando en realidad no suele ser así.

Cuadro comparativo productos vegetales para veganos.

El aumento de personas veganas amplía el catálogo de productos vegetales, desarrollados a imagen y semejanza de productos de origen animal. Este tipo de productos tratan de suplir a los originales, al menos en un sentido organoléptico y gastronómico, a pesar de que en el aspecto nutricional suelen ser muy diferentes, generalmente un sustituto con escaso valor nutricional.

La revista Consumer informa de que, en el caso de los sucedáneos vegetales de pescado, existe una amplia variedad de formulaciones diferentes, incluso aunque imiten al mismo alimento. Por ejemplo, hay productos que imitan a las gambas cuyo ingrediente principal es la goma de konjac (polisacárido que se obtiene de la raíz de la planta del mismo nombre), mientras que otros su ingrediente principal es un alga, fundamental, por tanto, leer la etiqueta con detalle. De hecho, fijándonos en los ingredientes principales, siempre los primeros de la lista, y según el análisis de la revista Consumer, es posible clasificar estos productos en dos grandes grupos.

Por un lado, los que contienen ingredientes nobles, es decir, aquellos que aportan nutrientes interesantes y son apreciados desde el punto de vista nutricional o económico. Algunos ejemplos son las legumbres, como soja o guisantes, el aceite de colza… Y, por otro lado, los que están elaborados por compuestos de escaso valor nutricional y económico, como almidones y gelificantes, como por ejemplo el almidón de patata, de tapioca o la goma de konjac.

Por lo general, tendemos a asociar los alimentos vegetales o aptos para veganos con un perfil saludable, pero no es así necesariamente. Desde el punto de vista nutricional suelen ser muy pobres, dado que no aportan nutrientes de interés. Algunos, además, contienen cantidades notables de sal. Es importante tenerlo en cuenta si vamos a consumirlos para sustituir al pescado, porque la diferencia entre estos productos y los alimentos originales suele ser muy grande.

Vacío legal y falta de rigor

En la actualidad existe cierto vacío legal en torno a este tipo de productos vegetales que imitan a otros de origen animal, dado que no hay una normativa específica que los regule de forma expresa. Pero hay varios aspectos muy claros que sí están recogidos en la legislación. Por ejemplo, el Reglamento 1169/2011 indica que “la información alimentaria no inducirá a error sobre las características del alimento y, en particular, sobre la naturaleza, identidad, cualidades o composición” y el Código Alimentario Español define el ‘pescado’. No es lo mismo vender productos con indicaciones honestas, claras y fáciles de interpretar por parte del consumidor. Por ejemplo, ‘sucedáneo vegetal estilo gambas’, con todas las palabras del mismo tamaño que hacerlo con otras indicaciones poco claras, como ‘Merlvza’ o ‘sucedáneo vegetal de GAMBAS’, que pueden resultar confusas o engañosas. Este problema se plantea también con otros productos vegetales que tratan de emular a alimentos de origen animal, como carne, leche o sus derivados.

Qué dice Europa

En 2020 se debatió en el Parlamento Europeo la idoneidad de emplear este tipo de nombres a la hora de comercializar esos productos. Finalmente, se acordó que se pueden utilizar términos como ‘hamburguesa vegetal’ o ’embutido vegetal’, pero no se podrá hacer ninguna referencia a los productos lácteos, así que no se permiten denominaciones como ‘queso vegetal’ o ‘preparado vegetal imitación queso’. Esas decisiones no son definitivas y deben ser ratificadas por la Comisión Europea y debatidas por cada Estado miembro.

Cómo identificar correctamente los productos vegetales: tres reglas básicas

Leer el etiquetado, conocer los ingredientes y el precio. Los productos que imitan al pescado pueden resultar útiles en varios sentidos; por ejemplo, para que las personas que sigan una dieta vegetariana o vegana puedan disfrutar de sus características organolépticas, que tratan de asemejarse a los originales, o bien, para suplir a estos últimos desde un punto de vista social, cultural o gastronómico. Ahora bien, si queremos consumir estos productos, Consumer recomienda leer bien el etiquetado. Primero, para evitar que las marcas comerciales nos despisten, ya que muchos de ellos utilizan nombres o reclamos que pueden dar lugar a error. Y segundo, para conocer sus ingredientes y su valor nutricional, que en la mayoría de los casos es muy pobre y no tienen nada que ver con el pescado. Por último, especial atención al precio porque muchos de estos productos tienen un precio muy superior al de los originales.



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