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Los grillos alardean de sus virtudes

Los grillos alardean de sus virtudes
NOTICIA de Javi Navarro
09.07.2012 - 15:49h    Actualizado 08.02.2023 - 15:51h

Grillo común, de campo.Los grillos cantan sus virtudes. Tal y como hacen el resto de seres, ya sean animales o humanos, para ‘conquistar’ en el más amplio sentido de la palabra, ya sea emocionalmente como socialmente, lo habitual es alardear acerca de las propias virtudes. Por ejemplo, las aves, como el pavo real, muestran su plumaje, mientras que otras especies prefieren ‘fanfarronear’ con un buen coche para atraer a la pareja. Pues bien, los grillos, tras un estudio llevado a cabo por un equipo internacional de investigadores liderado por la Universidad de Bristol (Reino Unido) desvela que los grillos machos utilizan tácticas similares, pero mediante el canto, para atraer a sus parejas.

Es habitual escuchar el sonido de los grillos en las calurosas noches de los meses de verano. Lo que hacen fundamentalmente los grillos machos es emitir cantos repetitivos y enérgicos como reclamo para atraer a las hembras. Para ello frotan sus alas haciendo que produzcan una vibración resonante y creando un sonido fuerte e intenso. Este sonido no solo sirve para que las hembras localicen a los machos, sino que también les permite discernir si se trata de un compañero apto en función de su canto.

Los investigadores creen que las hembras prefieren a los machos de mayor tamaño como compañeros porque en cierto modo son mejores a la hora de buscar y utilizar los recursos, y el sonido que emite el macho es un reflejo de ello. Los machos de mayor tamaño emiten sonidos con un tono grave, mientras que el tono de los pequeños es más agudo. Lo que tienen que hacer las hembras es escuchar para distinguir el tamaño del macho, algo que no se puede fingir, según creían los investigadores.

Algunas especies cambian el canto
Así era hasta que descubrieron que los grillos de árbol, diminutos, casi transparentes y muy escasos, son capaces de cambiar el tono de su canto con la temperatura. Una de las especies, el Oecanthus henryi, canta con un agudo y chirriante tono de 3,6 kilohercios (kHz) cuando la temperatura es de 27 grados centígrados, mientras que ese mismo canto se convierte en un profundo grave de 2,3 kHz si la temperatura es de 18 grados. Sin embargo, lo cierto es que nadie sabía cómo lo lograban y ni siquiera por qué lo hacían. Este reciente estudio ha conseguido averiguar el cómo.

Los científicos investigaron este curioso fenómeno de biomecánica mediante una sofisticada técnica denominada vibrometría de láser Doppler de microescaneado, capaz de detectar las más mínimas vibraciones. Se trata de una técnica tan sensible que incluso puede detectar un movimiento inferior a la longitud del enlace atómico. Aunque las alas del grillo de árbol vibraban con más fuerza, los investigadores descubrieron que el patrón de vibración era insólito. Vibraba todo el ala y no solo una pequeña parte, y en lugar de haber un único pico máximo de vibración aguda cercano a la frecuencia del canto, había dos picos fusionados.

La autora principal, la doctora Natasha Mhatre de la Escuela de Ciencias Biológicas de Bristol, ha indicado que “la forma alargada y poco común de sus alas siempre nos ha intrigado. Con un método llamado análisis de elementos finitos, tomado del campo de la ingeniería, pudimos demostrar que la geometría es fundamental. A medida que las alas se alargan, la frecuencia y la amplitud de los diferentes modos de vibración se acercan y comienzan a fusionarse entre sí”.

Los investigadores descubrieron que la frecuencia del canto de estos animales no está relacionada con su tamaño, sino con la velocidad a la que el grillo de árbol es capaz de mover las alas. Debido a que se trata de animales de sangre fría, la temperatura influye en su actividad, por lo que cuando esta aumenta, tienen más energía y cantan más rápido y con una frecuencia más alta.

“A veces es fundamental entender cómo funcionan las cosas para llegar a entender por qué ocurren de cierta manera», afirmó la Dra. Mhatre. «Entender la mecánica nos abrió el camino para entender la evolución del canto del grillo de árbol. Al estudiar la mecánica hemos demostrado que las diferentes frecuencias del canto son el resultado de una mayor potencia acústica y no una característica buscada”.



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