10 pasos para cuidar la salud ocular en días con mucho viento

10 pasos para cuidar la salud ocular en días con mucho viento
Foto del periodista Javi Navarro
NOTICIA de Javi Navarro

¿Cómo evitar que el viento afecte a nuestra salud ocular? El viento puede perjudicar el bienestar ocular de manera significativa, especialmente durante periodos prolongados o en días de fuerte intensidad. Según los expertos de General Optica, entidad especializada en el cuidado de la salud visual y auditiva, el movimiento constante del aire acelera la evaporación de la película lagrimal, es decir, la capa que humedece y protege la superficie ocular. A medida que esta película se reduce, los ojos pierden parte de su defensa natural, lo que puede provocar sequedad, enrojecimiento, picor, sensación de arenilla e incluso episodios breves de visión borrosa.

Además de favorecer la pérdida de humedad, el viento transporta polvo, polen y otras partículas irritantes que pueden depositarse en la superficie ocular. Esto puede desencadenar reacciones inflamatorias e irritativas, similares a la conjuntivitis, especialmente en personas con alergias o sensibilidad ambiental. Las corrientes frías pueden también ocasionar una contracción momentánea de los vasos sanguíneos del ojo, generando molestias y disminuyendo la lubricación natural.

Recomendaciones para proteger los ojos del viento

Con el fin de reducir estos efectos adversos y evitar que las molestias oculares se agraven, los expertos de General Optica ofrecen las siguientes recomendaciones:

  • Evitar la exposición prolongada al viento: No permanecer demasiado tiempo en entornos ventosos, especialmente si se es propenso al ojo seco o a alergias. Es aconsejable buscar zonas protegidas donde las corrientes sean más suaves.
  • Utilizar gafas envolventes: Se recomienda el uso de gafas que cubran completamente los laterales del rostro para bloquear el aire y las partículas irritantes. Estas gafas también deben incluir filtros UV que protejan contra la radiación solar.
  • Usar gorro o visera: Cubrir la cabeza con un gorro o una visera amplia ayuda a desviar el flujo de aire hacia los ojos. Materiales cálidos pueden prevenir la sequedad en climas fríos.
  • Beber agua con regularidad: Mantener una adecuada hidratación favorece la producción de lágrimas y ayuda a conservar la humedad ocular.
  • Parpadear con mayor frecuencia: Aumentar la frecuencia del parpadeo ayuda a mantener los ojos lubricados, especialmente en condiciones de viento fuerte.
  • Proteger nariz y boca con una bufanda o pañuelo: Esto ayuda a reducir la intensidad del aire que llega a los ojos, creando un microambiente que preserva la humedad ocular.
  • Recurrir a lágrimas artificiales: Usar lubricantes oculares puede ayudar a compensar la pérdida de humedad acelerada por el viento.
  • No frotar los ojos: Frotar los ojos en caso de picor puede empeorar la situación. Es mejor usar suero fisiológico o lágrimas artificiales.
  • Modificar la dirección al caminar: Cambiar la dirección de la caminata puede ayudar a evitar la exposición directa al viento.
  • Realizar una higiene ocular suave: Limpiar los ojos y párpados después de la exposición al viento ayuda a eliminar restos de partículas irritantes.

Si las molestias oculares persisten, es esencial consultar a un especialista. José Ramón García Baena, óptico-optometrista a cargo de Producto y Servicios de Salud Visual de General Optica, advierte: “La exposición continua al viento puede tener un impacto notable en el bienestar de nuestros ojos, ya que favorece la sequedad, incrementa la irritación y puede generar enrojecimiento persistente. Por este motivo, desde General Optica consideramos fundamental ofrecer una serie de recomendaciones prácticas que ayuden a proteger los ojos frente a las corrientes de aire y a reducir las consecuencias que puede tener un entorno ventoso”.