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El 91 % de los adultos realiza trabajo no remunerado

El 91% de los adultos realiza trabajo no remunerado
NOTICIA de Javi Navarro
08.12.2011 - 08:50h    Actualizado 13.03.2023 - 11:25h

Existe un “gigante escondido” en las magnitudes macroeconómicas, no incluido en la contabilidad nacional española por la falta de una clara definición conceptual y por las dificultades metodológicas para medir su extensión. Se trata del trabajo no remunerado. El primer paso para dar visibilidad al conjunto de actividades que engloba es describir qué se entiende por trabajo no remunerado para, a partir de esa definición conceptual, identificarlo y cuantificarlo. El trabajo no remunerado incluye el autocuidado o la alimentación entre otros segmentos, pero el mayor porcentaje se concentra en la prestación de cuidados a terceros y, dentro de esa actividad, se puede establecer otra clasificación por destinatarios: niños, enfermos y mayores sanos que requieren atención. Ahora, un estudio estima que el porcentaje de mayores de 18 años que desempeñaba algún tipo de trabajo no remunerado llega al 91 %.

Con el objetivo de abrir esa línea de investigación, la Fundación BBVA ha impulsado un proyecto liderado por María Ángeles Durán, profesora de Investigación del CSIC en el Centro de Ciencias Sociales y Humanas. Los resultados de la investigación serán objeto de un libro y varios documentos de trabajo editados por la Fundación BBVA, pero la profesora Durán ha adelantado algunas conclusiones en una rueda de prensa celebrada en la sede madrileña de la Fundación BBVA.

En 1995, durante la Conferencia de la Mujer celebrada en Pekín, la ONU llamó la atención sobre la importancia del trabajo no remunerado. Todos los países participantes, incluida España, aceptaron modificar su marco macroeconómico para incluir una cuenta satélite anexa a la contabilidad nacional dedicada al trabajo no remunerado. En España no ha llegado a hacerse. “La razón es que la conciencia estaba ahí, pero no había herramientas para detectar y valorar el trabajo no remunerado”. Llegaron unos años más tarde en forma de encuestas del empleo del tiempo. En nuestro país el INE hizo la primera oficial en 2002, pero Durán había comenzado a utilizarlas antes.

“En los años 70, al hacer mi tesis doctoral sobre el trabajo de la mujer en España me di cuenta de que no había fuentes empíricas sobre trabajo no remunerado”. Desde entonces el tema ha sido una constante en su trayectoria. “Cuando la Fundación BBVA me brindó la oportunidad de hacer un estudio exhaustivo no tuve duda sobre cuál sería el eje central. Hemos manejado infinidad de datos y estudios, pero la meta y el mayor esfuerzo ha sido conceptualizar algo que todavía permanece invisible dentro de una imagen sesgada de la economía actual“, afirma la investigadora.

El equipo coordinado por Durán define trabajo no remunerado como “el que se presta sin una contrapartida de dinero y sin la expectativa de que quien lo recibe vaya a remunerarlo de forma proporcionada al tiempo que se ha dedicado a dicho trabajo”.

El trabajo no remunerado incluye el autocuidado o la alimentación entre otros segmentos, pero el mayor porcentaje se concentra en la prestación de cuidados a terceros y, dentro de esa actividad, se puede establecer otra clasificación por destinatarios: niños, enfermos y mayores sanos que requieren atención. “A ellos se suma un cuarto grupo: el de personas en perfectas condiciones físicas y mentales que dividen el trabajo y se consideran exentos de las cargas que supone su cuidado y manutención”, explica Durán.

“En esa tipología encajan algunos varones y una parte de la generación joven que da por hecho que va a recibir de forma inmediata y sin contrapartida los cuidados cotidianos de alimentación, limpieza y cuidado del hogar. Esa carga en España la suelen asumir las madres, a diferencia de otros países europeos donde los jóvenes se independizan o se hacen corresponsables en el hogar mucho antes”. Según el Estudio Fundación BBVA sobre Universitarios Europeos de 2010, el 70 % de los universitarios españoles no se habían independizado, frente a la mayoría de los estudiantes suecos, alemanes o británicos que sí lo habían hecho.

Los investigadores han partido del potencial de los 2.000 millones de hogares del mundo: “Cada uno de ellos es un taller que produce servicios ininterrumpidamente y esto nos lleva a la primera gran conclusión del estudio, y es que trabajo y empleo no son lo mismo”, afirma Durán. Basándose en datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) y de estudios del CIS, su equipo estima que mientras que en el primer trimestre de 2011 las personas mayores de 16 años con trabajo remunerado en España eran un 47 %, el porcentaje de mayores de 18 años que desempeñaba algún tipo de trabajo no remunerado llegada al 91 % (se incluyen también a mayores de 65 años).

El estudio de Durán cifra en 730 horas el tiempo que la mayoría de los varones españoles (un 72 %) dedica anualmente al trabajo no remunerado de carácter material, esto es, excluyendo el cuidado de otras personas. El 46 % de las mujeres le dedica ese tiempo, pero el resto, la mayoría, le dedica más horas. En el grupo específico de las amas de casa, la dedicación al trabajo no remunerado excepto cuidado está entre las 1.461 y las 2.190 horas al año para el 29 %, seguida por un 27 % que llegan a destinar entre 2.190 y 2.920 horas anuales.

La última Encuesta de Empleo del Tiempo del INE, correspondiente a 2009-2010 y cuyos resultados se han conocido recientemente, revela que aunque la participación de la mujer en el trabajo remunerado había aumentado tres puntos y la del hombre había bajado en cuatro puntos, la diferencia del porcentaje de empleados remunerados sigue estando a favor de los hombres con un 38,7 %, frente al 28,2 % de las mujeres. En cambio, cuando se trata de trabajo no remunerado, la misma encuesta cifra en un 91,9 % las mujeres que participan en él, frente a un 74,7 % de los hombres. En tiempo, se estima que como media las mujeres españolas dedican dos horas diarias más al trabajo del hogar que los hombres.

La misma encuesta estima que los españoles dedicaban en 2010 una media de 49 horas semanales a cuidados personales, hogar y familia, categorías todas ellas integrados en el concepto de trabajo no remunerado.

La distribución territorial del trabajo no es homogénea, ni internacionalmente ni entre regiones de un mismo país. En España, tal como puede verse en el siguiente cuadroy con independencia de un marco legal todavía homogeneizador, la diferencia regional entre el tiempo medio semanal dedicado por los adultos al trabajo remunerado y no remunerado es considerable, supera el 30 %. Si es que así puede llamarse, el “adulto medio” es distinto y tiene diferentes necesidades en cada región.

Entre Baleares (23’01 horas semanales dedicadas al trabajo remunerado) y Asturias (16’69 horas) hay un 38 % de diferencia en la dedicación de tiempo. En el trabajo no remunerado, entre Cantabria (20’87 horas) y Andalucía (27’13 horas) hay un 30 % de diferencia. En parte se explica por la heterogeneidad en la composición por edades de la población, pero influyen además otras características estructurales. A las derivadas de la diferente estructura productiva se unen las crecientes diferencias derivadas del proceso descentralizador en las Comunidades Autónomas. La jurisprudencia laboral comienza a ser diferente en regiones vecinas y la actuación sindical ha de atenerse a las peculiaridades jurisdiccionales.



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