Los alimentos más baratos suben un 37%: un informe alerta del papel del oligopolio en el encarecimiento de la cesta de la compra
La subida de los precios de los alimentos no se debe solo a factores externos como la guerra o la sequía. Según el informe ‘¿Por qué sube la cesta de la compra? El papel del oligopolio alimentario y propuestas para un cambio de modelo‘, elaborado por el Institut de Recerca Urbana de Barcelona (IDRA) con el apoyo de la Fundación Betiko, la inflación alimentaria en España responde también a la concentración empresarial y la especulación financiera que dominan el sistema agroalimentario.
El estudio, firmado por Rubén Martínez y Adrià Rodríguez, concluye que la estructura oligopólica del mercado permite a las grandes corporaciones maximizar sus márgenes incluso en tiempos de crisis, mientras los hogares con menos ingresos soportan la mayor parte del peso del encarecimiento.
El precio de la compra se dispara un 34% en cinco años
Según el análisis del IDRA, los precios de los alimentos han subido un 34% en España entre 2019 y 2024, una cifra similar a la media europea. Productos básicos como la carne, la leche o la mantequilla se han encarecido entre un 30% y un 50%, mientras que otros como el aceite de oliva, el café o el cacao superan ya el 80% respecto a los niveles prepandemia.
La alimentación representa el 23% del gasto familiar —solo por detrás de la vivienda (34%)— y se ha convertido en la segunda mayor fuente de presión económica para los hogares.
Además, España es el tercer país europeo donde más han aumentado los hogares con privación material relacionada con la alimentación, según datos de Eurostat.
La “cheapflation”: lo más barato es lo que más se encarece
El informe identifica un fenómeno clave: la cheapflation, es decir, que los productos más económicos dentro de una misma categoría son los que más suben.
Entre 2021 y 2024, los artículos más baratos aumentaron su precio un 37%, frente al 23% de los de gama alta.
| País | Subida de productos baratos | Subida de productos caros |
|---|---|---|
| España | 37% | 23% |
| Francia | 30% | 20% |
| Italia | 29% | 15% |
| Alemania | 29% | 15% |
Este fenómeno afecta especialmente a los hogares con menos recursos, que recurren a marcas blancas o productos de menor calidad sin librarse de las subidas. En palabras de los autores, “la inflación alimentaria tiene un efecto regresivo que castiga más a quienes menos tienen”.
El poder de seis grandes grupos
El estudio denuncia que el sistema agroalimentario español está controlado por un oligopolio formado por seis grandes grupos —Vall Companys, Ebro Foods, bonÀrea, Nestlé, Coca-Cola Europacific Iberia y Grupo Fuertes— que concentran más de un centenar de marcas. En conjunto, estas empresas obtuvieron 1.281 millones de euros en beneficios en 2024.
En cuanto a distribución, cadenas como Mercadona, Carrefour y Lidl registraron beneficios históricos, rozando los 7.500 millones de euros.
Durante este mismo periodo, los márgenes empresariales del sector agroalimentario crecieron un 38,1%, el mayor incremento de toda la economía española.
Estrategias para aumentar los márgenes
El informe identifica cinco estrategias corporativas que explican el alza de los precios:
- Integración vertical: control de toda la cadena de producción, transformación, logística y venta, como en los casos de bonÀrea o Mercadona.
- Coordinación en las subidas: grandes marcas como Ebro Foods, Nestlé o Coca-Cola Iberia aumentan precios en paralelo ante choques globales, incluso cuando los costes ya se moderan.
- Precarización laboral: el sector mantiene bajos salarios y externalizaciones, con un 40% de trabajadores sin contrato en la industria frutícola de Lleida y Andalucía.
- Escasez artificial: prácticas como la destrucción de cosechas, con 26.000 toneladas de plátanos eliminadas en Canarias en 2024.
- Especulación financiera: la entrada de fondos de inversión en mercados de futuros agrícolas desvincula los precios de la producción real.
“Recuperar el control público del sistema alimentario”
Los autores subrayan que “las políticas públicas han contribuido a consolidar el modelo actual, favoreciendo a los grandes actores empresariales”. El informe propone una batería de medidas para reorientar el sistema hacia una alimentación asequible, saludable y sostenible:
- Controlar los precios de los alimentos esenciales, con un observatorio público de precios y topes temporales en situaciones de emergencia.
- Reforzar las infraestructuras públicas de distribución y apoyar los canales de venta directa entre productores y consumidores.
- Garantizar condiciones laborales dignas y acceso a la tierra para jóvenes agricultores.
- Regular los mercados financieros para limitar la especulación con productos agrícolas.
- Reorientar los subsidios y la fiscalidad para priorizar a los pequeños productores y eliminar el IVA de frutas y hortalizas ecológicas.
Rubén Martínez concluye que “el derecho a la alimentación no puede depender de la lógica del beneficio” y reclama que “el Estado recupere su papel de garante ante los abusos de un mercado cada vez más concentrado”.
