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Cómo afrontar un viaje largo para que no te afecte el jet lag

Cómo afrontar un viaje largo para que no te afecte el jet lag
NOTICIA de Jessica Pascual
20.08.2023 - 11:47h    Actualizado 20.08.2023 - 11:47h

Irritabilidad, cambios de humor, pérdida de apetito, insomnio, trastorno de los horarios y hasta dolores de cabeza. ¿Te suenan? Embarcarse en un viaje de grandes dimensiones hacia un país de otro continente es una gran aventura, pero que tiene un pequeño inconveniente que sufren algunos viajeros, el desfase horario.

Un trastorno que deja cierto sabor agridulce durante los primeros días del viaje. O no, porque con unos sencillos consejos y trucos puede evitarse. Para conseguirlo, a continuación puedes consultar algunas pautas a tener en cuenta para afrontar un viaje largo y evitar que el jet lag te arruine ni un solo día de las vacaciones. ¿Cómo? Nada mejor que la planificación y adaptación progresiva a los horarios del país de destino.

Por qué aparece el jet lag

El jet lag, también conocido como desfase horario, es un síndrome que padecen algunos viajeros que se embarcan en una aventura hacia un país con diferencia horaria considerable al de residencia. Es una situación que suele durar varios días y cuyos síntomas no son nada agradables. Y menos durante unas vacaciones.

Este trastorno del sueño se produce porque al cruzar, de forma rápida, varios husos horarios, el reloj biológico del cuerpo se altera y no sabe muy bien ni qué hora es, ni si toca comer, cenar o dormir.

Una alteración que se debe a que los ritmos circadianos, que son los que marcan los ciclos biológicos por los que se rige el organismo para saber cuándo es de día, cuando es de noche y los ritmos normales de cada día, se alteran y pierden el control.

3 claves para adaptarse en poco tiempo y evitar el jet lag

Uno de los factores clave a tener en cuenta es que el jet lag no afecta a todas las personas de la misma manera. De hecho, hay gente que ni siquiera lo padece y otros que lo sufren en cada viaje en el que exista un mínimo desfase horario. Ello depende de la facilidad de una persona a conciliar o privarse del sueño en determinadas situaciones, tanto durante el vuelo, como en la llegada al lugar de destino.

Adaptación horaria progresiva

En cualquier caso, para que el jet lag no arruine las vacaciones, el mejor truco para poner en práctica es avisar al cuerpo, de forma progresiva, del cambio que le espera. De esta manera, lo ideal es aclimatarse de forma progresiva a los horarios del lugar de destino los días antes del viaje.

Hay que tener en cuenta que hay mayores probabilidades de sufrirlo cuanta mayor sea la diferencia horaria con el país de destino. Y es en estos viajes cuando más precauciones hay que tomar.

En el caso de ser muy propenso a sufrir este descontrol horario, esta preparación previa es fundamental. En la práctica, durante los tres días previos aproximadamente al viaje, hay que ir modificando las rutinas de sueño y comidas a los del país de destino. Siempre y cuando la situación laboral o familiar lo permita.

De tal manera que empezar a dormir en franjas horarias habituales del país de destino, así como modificar los horarios de comida para adaptarlos a ese lugar de forma progresiva, ayuda a que el choque al llegar allí no sea tan grande.

Este proceso de adaptación previo es una de las mejores formas de afrontar de la mejor manera el jet lag. Motivo por el que lo ideal para evitar en la medida de lo posible el jet lag es adaptar desde un primer momento el reloj biológico y los horarios al país de destino. Esto es, olvidarse de los horarios del lugar de residencia y planificar el día, así como los horarios para dormir, ya sea antes o en el avión, al lugar de destino.

La adaptación en el viaje de avión es fundamental

En cuanto al viaje en avión, es uno de los momentos más decisivos. Y donde más cuidado y planificación hay que tener para que el jet lag no juegue una mala pasada.

En cuanto a las actuaciones específicas que es recomendable hacer, destacan desde estar cómodo en el avión y darse algún paseo para no quedarse adormilado, hasta adaptar los horarios de comida y bebida según el horario del país de destino y cambiar antes de subirse al avión, el reloj para ver la hora del sitio al que te diriges.

Es decir, que en el avión también hay que seguir los horarios del lugar de destino. Si en ese país es de noche, toca dormir. Si, por el contrario, es de día, toca estar despierto para que el trastorno horario sea el mínimo posible. Lo mismo con las comidas y cenas.

Por ejemplo, en el caso de que durante el viaje en el avión en el país de destino toque horario de comida, hay que adaptarse a ello y procurar mentalizarse de que es la hora de comer, aunque en el horarios de España sean las 7 de la tarde.

Por el contrario, si en el país de destino es de noche, aunque sean las doce del mediodía en el lugar en el que te encuentras, hay que hacer lo posible por intentar dormir para hacer noche y llegar al lugar de destino con el reloj biológico bajo control.

Aclimatación total en el lugar de destino

Es el último paso. Una vez en el lugar de destino, solamente hay que dejarse llevar por lo que rodea al viajero y adaptarse a los ritmos horarios de allí. Aunque tengas sueño, si es de día y hay un sol brillante en la calle, procurar hacer cosas y mantenerse activo hasta que llegue la noche.

Por el contrario, si es de noche profunda, aunque a priori no tengas sueño, intentar meterte en la cama para echar una cabezada y aclimatarse de manera progresiva a estos nuevos horarios.



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