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La Serie 7 de BMW cumple 30 años

La Serie 7 de BMW cumple 30 años
NOTICIA de Javi Navarro
02.08.2007 - 18:51h    Actualizado 27.01.2023 - 11:06h

Hace 30 años nació la serie sucesora de la “gran clase” de BMW, que se convertiría en un sinónimo de lujo, elegancia e innovación: se trata de la Serie 7 de BMW. Recurriendo a la base tecnológica del gran BMW Serie 6 Coupé, lanzado en 1976 con una línea obra del jefe de diseño de BMW Paul Bracq, BMW consiguió crear un coche mayor que su predecesor, pero que mantenía las características dinámicas que distinguen a la marca.

La ingeniosa y sobria carrocería tomó sus principales rasgos del BMW Serie 6 Coupé. Las suaves superficies del capó y el maletero, los cortos voladizos y la baja línea de cintura garantizaban una excelente visibilidad para los ocupantes. Además, la superficie acristalada era un 11 por ciento más extensa que en el modelo predecesor.

Los ingenieros de BMW también llevaron a cabo modificaciones en el chasis y en el terreno de la seguridad. Entre las nuevas características se encontraban una suspensión delantera de doble articulación con columnas telescópicas, una dirección con distinto ángulo de salida y una suspensión que reducía el cabeceo al frenar. También contaba con un subchasis trasero de estructura cerrada, que ofrecía una mayor rigidez y una mejor protección contra la corrosión.

En 1977, los clientes podían elegir entre tres modelos: el 2.8 litros, el 3.0 litros y el 3.2 litros con 170, 184 y 197 CV, respectivamente. Los precios comenzaban en 29.300 DM (Marcos Alemanes) para el BMW 728 y en 33.600 DM para el 730. Para comprar el más alto de la gama, el 733i, había que desembolsar 5.000 DM más.

Incluso el BMW 728 podía presumir de un equipamiento de serie que incluía dirección de asistencia variable con la velocidad, un sistema de frenos de doble circuito en diagonal, discos de freno delanteros autoventilados, un nuevo servofreno hidráulico, parabrisas laminado, columna de dirección ajustable, un asiento regulable en altura y un retrovisor exterior ajustable eléctricamente. El sistema Check/control del BMW 730 incluía una unidad de control electrónico que comprobaba los niveles de aceite, líquido de frenos, líquido refrigerante y líquido limpiaparabrisas, así como el funcionamiento de las luces de frenos y los pilotos traseros y el espesor de las pastillas de freno.

Pero el 733i, que era el tope de la gama, ofrecía además de esto, sistema de inyección electrónica Bosch L-jetronic, encendido electrónico sin platinos, cierre centralizado, cristales calorífugos y volante de cuero. bmw230anos.jpg

Aparte de estos elementos, había una larga lista de equipamiento opcional para que los clientes pudieran configurar el BMW Serie 7 a su gusto. Entre estas opciones se encontraba una transmisión automática, un sistema de lavafaros con chorro de agua y escobillas, aire acondicionado, elevalunas eléctricos, suspensión autonivelante, pintura metalizada, tapicería de cuero y asientos separados y ajustables eléctricamente en la parte trasera. La gama de equipamiento especial se complementaba con “accesorios deportivos” como un diferencial autoblocante, llantas de aleación y un volante deportivo de cuero.

En 1977 las cifras de producción de la Serie 7 de BMW casi alcanzaron las 20.000 unidades, y llegaron a 35.745 cuando se completó el primer año de producción. En los siguientes dos años también se superó la cifra de 35.000 vehículo fabricados. Para hacer que el buque insignia de la marca fuese aún más seguro y confortable, se pusieron a disposición de los clientes opciones como una alarma antirrobo, un espejo de cortesía para el conductor, pomos calefactables, asientos calefactables, ordenador de a bordo, control de velocidad de crucero, cortinillas para la luna trasera y climatizador automático. La gente de negocios que pasara mucho tiempo en el carretera también podía disfrutar de un teléfono en el interior del coche. A finales de agosto de 1979 los BMW Serie 7 de seis cilindros se ofrecían exclusivamente con eficientes motores de inyección.

El BMW 728i, con una potencia de 184 CV, sustituyó al 728 y el 733i fue rebautizado como 732i. En este último motor la cilindrada y la potencia se mantuvieron iguales, y las mejoras consistieron en la implantación de una electrónica de gestión del motor de nuevo desarrollo, incluida por primera vez en un modelo de producción de BMW. Este sistema empleaba un microprocesador para calcular con precisión el ángulo de encendido y la cantidad de combustible a inyectar en cada circunstancia de funcionamiento. También se añadió una nueva versión a la gama: el BMW 735i, con el conocido motor de 3.5 litros y 218 CV procedente del 635CSi.

El coche de los políticos
A principios del verano del año 1980 se entregó la primera unidad de la nueva versión tope de gama de la primera generación de la Serie 7: el BMW 745i. Este coche contaba con un motor turbo de seis cilindros y 252 CV combinado de serie con una caja de cambios automática de 3 velocidades. Fuera de la gama oficial de vehículos, y por ello desconocido por el público, BMW fabricó el 725i. Estaba propulsado por el motor de 150 CV del BMW 525i y fue diseñado para ser el coche oficial de cargos públicos, puesto que estos vehículos solían tener la cilindrada restringida a 2.5 litros. Para asegurarse de que estos potenciales clientes pudieran elegir siempre un BMW Serie 7, BMW decidió montar en él el fiable motor de la Serie 5. Cuando concluyó el periodo de producción en abril de 1986, se habían construido un total de 921 unidades.

En 1981 BMW lanzó una versión blindada del Serie 7, también especialmente dirigida a cargos públicos. En septiembre de 1982 se revisaron los modelos y se realizaron una serie de modificaciones estéticas y técnicas. Por fuera, la característica parrilla en forma de riñón de BMW era un poco más plana, la toma de aire en la rejilla del radiador era algo más pequeña y se modificó el panel de la carrocería que quedaba por debajo del paragolpes. El modelo más alto de la gama, el 745i, tenía ahora un motor de 3.4 litros de cilindrada con la misma potencia bajo el capó y una caja de cambios automática de 4 velocidades.

El modelo del año 1984 tenía como opción una caja de cambios automática de 4 velocidades con control electrohidráulico y tres modalidades de cambio. En otoño, la Serie 7 de BMW creció con dos lujosos modelos más: el BMW 735i Highline y el BMW 745i Highline, que equipaban elementos de alto lujo. Cuando cesó la producción de la primera Serie 7 en 1986, se habían fabricado 285.029 unidades. El modelo más vendido fue el 728i, del que se vendieron 70.360 ejemplares, seguido del 735i, con unas ventas de 60.818 unidades. Un total de 16.848 BMW Serie 7 se enviaron a África del Sur.

En el mercado estadounidense también estaba disponible una variante especial de la Serie 7 de BMW, conocida como L7. Incluso para los más entendidos, esta denominación sólo resulta familiar por la tercera generación de la Serie 7. En esta generación, esas siglas designaban a los modelos que se vendían en los mercados árabe y asiático, con una mayor batalla y una sección central añadida. Sin embargo, el modelo L7 apareció ya en el mercado americano en otoño de 1985. La L significaba “lujo” y este modelo se correspondía prácticamente con el europeo 735i Highline, aunque además ofrecía un equipamiento de serie que incluía airbag para el conductor, techo corredizo eléctrico, aire acondicionado y asientos calefactables.

Pero la Serie 7 de BMW no solo ha representado el dinamismo y el lujo, también ha sido siempre un sinónimo de innovación. Por ejemplo, los primeros años 80 fueron testigos de un pionero experimento llevado a cabo en colaboración con el Instituto Alemán de Ensayo y Desarrollo Espacial y de Aviación (DFVLR, según sus siglas en alemán). Un BMW 735i y un 745i se transformaron en vehículos bivalentes que podían funcionar con gasolina o con hidrógeno líquido. Por aquel entonces, BMW ya se había percatado de las favorables características medioambientales del hidrógeno y del hecho de que, como fuente de energía secundaria, ofrecía una disponibilidad ilimitada a largo plazo. Siguiendo siempre ese camino, y después de casi 25 años de desarrollo, BMW lanzó a finales de 2006 el primer modelo de producción propulsado con hidrógeno: el BMW Hydrogen 7.



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