Le pagó 20.000 euros a un constructor por una casa prefabricada y solo recibió una zanja y excusas

Una casa modular, un sueño que se convirtió en pesadilla. La Audiencia Provincial de Salamanca ha condenado a un constructor a trece meses de prisión por estafar a un cliente que le pagó por levantar una vivienda prefabricada en una finca en la localidad de Sando, en Salamanca. El condenado, Carlos Daniel, deberá además indemnizar al perjudicado con 25.620,76 euros por el dinero entregado y los gastos adicionales asumidos para intentar salvar la obra.
Pagó en tres veces… y solo recibió una fila de ladrillos
Los hechos probados recogen una sucesión de pagos por parte del afectado, Melchor, entre mayo y junio de 2019: primero 7.000 euros por transferencia, luego otros 6.000 y, finalmente, 7.300 euros en mano. El total abonado ascendía a 20.300 euros. ¿Y qué obtuvo a cambio? Tan solo una mínima cimentación y unos pocos ladrillos colocados por el propio constructor, que luego desapareció durante meses.
Cuando el cliente reclamó explicaciones, Carlos Daniel le pidió que tramitara una licencia de obra mayor y un proyecto técnico, requisitos que nunca se mencionaron al firmar el contrato. A pesar de que Melchor acabó asumiendo esos gastos —1.768,53 euros para el arquitecto y 552,23 euros en tasas municipales—, la vivienda modular nunca llegó a instalarse.
Ni contestó al burofax: dejó tirado al cliente durante años
Melchor intentó contactar en repetidas ocasiones con el constructor. Le llamó, le mandó un burofax, pidió explicaciones. Nunca obtuvo respuesta. El tribunal califica su actitud como un “desentendimiento total”, que revela que nunca tuvo intención real de cumplir el contrato. Solo buscaba el dinero.
Otros afectados con la misma historia
Durante el juicio, se escucharon testimonios de otros perjudicados. Enrique y Jacinta contaron experiencias similares: contratos firmados, dinero entregado y obras inacabadas. En algunos casos, apenas se llegó a levantar una estructura sin techo ni puertas. La justicia ha comprobado que Carlos Daniel ya arrastraba problemas económicos y, aun así, seguía firmando contratos y cobrando por adelantado.
Solo quería el dinero
La sentencia es clara: “Simuló un propósito serio de contratar cuando, en realidad, a sabiendas de las escasas o casi nulas posibilidades que tenía, solo pretendió aprovecharse de la confianza y la buena fe del cliente”.
El tribunal ha descartado que se tratase de un simple incumplimiento civil. Carlos Daniel actuó con dolo desde el inicio, y su conducta encaja de lleno en el delito de estafa.
Una condena firme, aunque recurrible
La condena impuesta al constructor es de trece meses de prisión por un delito básico de estafa. Además, deberá abonar 25.620,76 euros a Melchor, cantidad que incluye tanto el dinero defraudado como los gastos en los que incurrió y una compensación por daño moral. La sentencia no es firme. Cabe recurso ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León.



