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Cómo enseñar a los niños a pensar

Cómo enseñar a los niños a pensar
NOTICIA de Javi Navarro
28.04.2018 - 23:06h    Actualizado 28.05.2023 - 08:35h

Los niños necesitan potenciar su capacidad para reflexionar, observar y tomar decisiones y para eso es fundamental plantearles desafíos que les permitan llegar a sus propias conclusiones. Te contamos cómo enseñar a los niños a pensar para potenciar su crecimiento cognitivo.

Además de enseñarles a pensar desde pequeños, hay otros valores que deben interiorizar también a una edad temprana, como enseñar a tus hijos a recoger los juguetes y evitar que esta tarea se convierta en un problema diario.

Por qué es importante enseñar a los niños a pensar

Estos son algunos de los motivos por lo que conviene enseñar a los niños a pensar:

– Para potenciar su capacidad de reflexionar y tomar decisiones – Para que la información no solo se almacene en su memoria hasta que desaparezca – Para que confíen en sus capacidades y se enfrenten a los problemas con mayor seguridad – Para encontrar su propia forma de hacer las cosas

Estrategias para aprender a pensar

1. Fomentar el potencial individual

El sistema educativo actual tiende a ‘construir’ niños similares, con el mismo aprendizaje y mentalidad. Esto provoca que todos los niños piensen de la misma forma y que no se potencie la singularidad de cada uno de ellos. Hay que conseguir que el niño entienda que es único, importante y especial.

El menor debe aprender a explorar su potencial desde pequeño, pero para eso necesita confianza por parte de sus padres y sus profesores. Si se les apoya con cada razonamiento que realicen, se sentirán valorados y podrán seguir avanzando.

2. Educar en la transmisión de emociones

Para enseñar a los niños a pensar es fundamental que entiendan cómo funciona el mundo de las emociones y los sentimientos. Educarles en el desarrollo de la empatía es primordial a la hora de formarles como personas. Y esta educación comienza desde el mismo momento que llegan al mundo. Aprender a apreciar una caricia, gestionar la tristeza o canalizar la rabia son valores que deben adquirir antes de comenzar la educación infantil.

3. Potenciar la reflexión

Otro aspecto importante a la hora de enseñar a los niños a pensar es fomentar su capacidad para reflexionar, es decir, meditar una decisión antes de tomarla basándose en lo que uno desea. Por ejemplo, si le damos a elegir entre tres barritas de cereales diferentes, probablemente el niño seleccione la que tenga un envoltorio más llamativo, pero si le enseñamos a comprender que una es más saludable que otra, entenderá cuál es la mejor opción. Esto está íntimamente relacionado con la independencia y madurez, por eso conviene evitar una sobreprotección extrema poco saludable.

Cómo enseñar a los niños a pensar

4. Fomentar la creatividad

La creatividad es el arma más poderosa de los niños. Es fundamental evitar que pierdan ese niño interior a medida que crecen. Hay que potenciar su creatividad durante todas las etapas de su desarrollo para incrementar sus capacidades imaginativas, su hambre por aprender y su curiosidad por el mundo que les rodea. Un niño creativo utilizará esa capacidad para pensar y solucionar problemas.

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5. Desarrollar su sentido crítico

A la hora de enseñar a los niños a pensar es necesario que entiendan la importancia de tener un sentido crítico. Deben tener voz y voto, cuestionar aquello que se les enseña para desarrollar una personalidad propia, que les hará diferentes de otros niños. Por ejemplo, si en el colegio están estudiando un tema, es interesante animarles a buscar otras opiniones o enfoques y que puedan argumentarlo. Esto será fundamental a la hora de formarse como personas y mejorar su potencial individual.

Ejercicios para enseñar a pensar a los niños

Uno de los mejores ejercicios para enseñar a los niños es el siguiente juego:

Cómo enseñar a los niños a pensar

‘Veo, pienso y me pregunto’

Este juego se enmarca dentro de las actividades para enseñar en infantil, pero también de las actividades para enseñar en secundaria. Uno de sus puntos fuertes es que puede aplicarse en cualquier etapa educativa.

Se trata de una rutina que fomenta que los alumnos realicen observaciones e interpretaciones medidas y cuidadas.

Durante el juego se utiliza una ficha con tres columnas: ‘veo’, ‘pienso’ y ‘me pregunto’, que deben rellenarse con las observaciones y los pensamientos de los estudiantes. Este podría ser un ejemplo:

Las personas más inteligentes ven los detalles antes

Los más inteligentes son más lentos a la hora de determinar en qué dirección se mueven objetos grandes. Eso sí, los más inteligentes son mucho mejores cuando se trata de detectar el movimiento de objetos pequeños. Aunque parece un sinsentido, esta incapacidad de percibir imágenes grandes en movimiento tiene una explicación lógica. Se relaciona con la habilidad del cerebro para suprimir la información de fondo, no importante, y así centrarse en los detalles relevantes.

Científicos de la Universidad de Rochester han descubierto que al aplicar un simple test visual a personas con diferente cociente intelectual (CI) se pueden percibir grandes diferencias sobre su inteligencia.

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“Nuestro resultado subraya el hecho de que una inteligencia elevada es simplemente el reflejo de un procesamiento cerebral eficiente y efectivo”, explica Duje Tadin, autor principal del estudio publicado hoy en Current Biology.

De poco sirve ser rápido si no se es selectivo
El cerebro es incapaz de procesar la inmensa cantidad de estímulos que le llegan desde los sentidos. “Como estamos limitados en la cantidad de información que podemos procesar, lo segundo mejor que se puede hacer es ser selectivo”, indica Tadin.

En la mayoría de las situaciones de la vida cotidiana —por ejemplo, al ir en coche, andando o, simplemente, al mover los ojos por la habitación—, el movimiento de fondo es menos importante que el de los objetos pequeños. El test indicó que las personas con alto CI, no solamente son más rápidas al procesar la información valiosa, sino que son mejores al suprimir la irrelevante.

Estudio

En el estudio, los participantes observaron un vídeo con secuencias cortas de barras blancas y negras de diferentes tamaños moviéndose en la pantalla, y se les pidió que indicaran la dirección del movimiento.

Como se esperaba, la identificación del movimiento de las barras grandes fue peor que la de las pequeñas en todos los individuos. Pero, para sorpresa de los investigadores, los voluntarios con un alto CI lo hicieron mucho peor.

Los resultados del test mostraron una correlación de hasta el 71 % entre poseer un elevado CI y una buena capacidad para filtrar la información. “Este vínculo entre supresión visual del movimiento de fondo e inteligencia proporciona una pista para buscar qué es diferente en el procesamiento neural, en la neuroquímica y en los neurotransmisores de la gente con alto cociente intelectual”, remarca Tadin.

Si eres pobre, piensas peor

Las personas con pocos recursos económicos reducen sus capacidades cognitivas, es decir, si eres pobre, piensas peor, con menor claridad. La pobreza, y todos los problemas relacionados con ella requieren tanta energía mental que los más desfavorecidos ven mermadas sus capacidades para dedicar a otras áreas de la vida, según un estudio que publica la revista Science.

Un estudio publicado en la revista Science presenta una perspectiva única sobre las causas de la pobreza persistente. Este trabajo, en el que han participado las universidades estadounidenses de Princeton y Cambridge, además de otros dos centros inglés y canadiense, asegura que las personas de escasos recursos tienen más probabilidades de cometer errores y malas decisiones que pueden aumentar y perpetuar sus problemas financieros.

Este hecho se explica, según los investigadores, porque la función cognitiva de una persona se ve disminuida por el esfuerzo constante, y cuando un individuo debe afrontar problemas financieros acuciantes se queda con menos “recursos mentales” para centrarse en asuntos complicados, indirectamente relacionados, tales como la educación, la capacitación para el trabajo e incluso la gestión de su tiempo. Los científicos llegaron a esta conclusión a partir de dos experimentos. Un primer estudio se realizó en un centro comercial de Nueva Jersey (EE. UU.) y el segundo en dos distritos agrícolas de la India.

Si eres pobre, duermes peor
“Cuando los escenarios financieros que presentábamos no eran demasiado exigentes, el rendimiento en las pruebas cognitivas fue idéntica para pobres y ricos. Solo cuando los escenarios financieros exigen más atención, los pobres obtienen peores resultados que los acomodados en las mismas pruebas”, declara Eldar Shafir, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Princeton.

En promedio, las personas preocupadas por problemas de dinero exhibieron una disminución de la función cognitiva similar a 13 puntos en el coeficiente intelectual, o la pérdida de toda una noche de un sueño reparador.

Reparar el coche o estar pendiente de la cosecha
Los científicos presentaron a 101 compradores en el centro comercial de Nueva Jersey cuatro escenarios hipotéticos que describían problemas financieros que podrían experimentar, tales como tener que pagar por la reparación de un coche. Mientras sopesaban cada escenario, los participantes llevaron a cabo tareas simples que fueron computarizadas para medir la función cognitiva.

“A las personas con ingresos bajos les fue bien en las tareas si el coste de reparación hipotético era bajo, pero no si ese coste era alto. Por otro lado, los participantes con ingresos mayores se desenvolvieron bastante bien en ambas condiciones”, señalan los expertos.

“Los pobres están obligados a cometer más errores y pagar más caro por dichos errores”
El otro estudio de campo en India obtuvo la misma conclusión. Los investigadores descubrieron que los campesinos de cultivo de caña de azúcar sometidos a las pruebas, desempeñaron significativamente peor las tareas cognitivas antes de sus cosechas, que es cuando se encontraban bajo estrés financiero, en comparación a después, cuando ya se les había pagado por ellas.

“Ambos estudios tuvieron condiciones de control muy cuidadosas. Sabemos que estos resultados no pueden explicarse por motivos de estrés, nutrición, esfuerzo laboral o tiempo disponible”, apunta Shafir.

La estrategia que proponen los científicos para que las personas pobres puedan mejorar esta situación de desigualdad es la elaboración de planes de ingresos regulares —en lugar de ingresos esporádicos—, creación de depósitos automáticos, ahorro por defecto, avisos adecuados, etc., que alivien parte de la carga intelectual.

“Los pobres están obligados a cometer más errores y pagar más caro por dichos errores. Además, habitan contextos que a menudo no están diseñados para ayudarles”, concluye el investigador.